Las instituciones educativas públicas de Asunción atraviesan una grave crisis de infraestructura que impacta directamente en la calidad de enseñanza y el bienestar de los estudiantes. La falta de sillas, el deterioro de edificios y la ausencia de servicios básicos como electricidad y sanitarios han obligado a docentes y familias a asumir responsabilidades que corresponden al Estado.
En la Escuela 225 Juan León Mallorquín, del barrio Carlos A. López, los alumnos del nivel inicial carecen de sillas y deben sentarse en alfombras proporcionadas por las docentes. Sandra Gómez, profesora de jardín y preescolar, señala que parte de la infraestructura fue construida por una ONG estadounidense ante la falta de apoyo estatal. Además, la institución sufre cortes de energía en varios sectores, lo que obliga a impartir clases al aire libre o en el comedor.

La Escuela 215 Emilio Ferreira, en Trinidad, enfrenta un notorio deterioro en murallas y veredas, además de sufrir acumulación de agua en la pista principal durante las lluvias. Rocío Amarilla, directora del colegio, advierte sobre la urgente necesidad de construir un tinglado y una rampa para el transporte de alimentos al comedor. El mobiliario escolar también presenta deficiencias: los estudiantes de octavo grado deben buscar asientos en otras aulas. A pesar de una distribución de muebles en 2021 con fondos del Fonacide, muchos están deteriorados en menos de cinco años.
La situación es crítica en la Escuela Básica 5 General Eduvigis Díaz, ubicada en Chile y Milano, donde una de las murallas está en inminente riesgo de colapso. El mobiliario provisto por la Municipalidad se encuentra en estado deplorable y la institución no dispone de un comedor adecuado, obligando a los estudiantes a almorzar en sus aulas. Ante la falta de respuesta del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), los padres han costeado la reparación del mobiliario, contratando carpinteros para rehabilitar las mesas.
La seguridad es otra preocupación en estas instituciones. En la Escuela General Eduvigis Díaz, se han registrado robos recurrentes, incluido el reciente hurto del cableado de cobre de los aires acondicionados. Gladys Riveros, vicedirectora del establecimiento, indicó que han debido adelantar el horario de salida de los alumnos para evitar incidentes.
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En la Escuela 263 Mauricio José Troche, de Zeballos Cué, la infraestructura básica presenta múltiples deficiencias: servicios sanitarios en mal estado, instalaciones eléctricas obsoletas y la falta de un tinglado. Alba Marina Agüero, directora de la institución, informó que representantes del Fonacide realizaron inspecciones en 2024, pero hasta el momento no se ha concretado ninguna mejora. Además, los sanitarios requieren una intervención urgente debido a cañerías obstruidas por raíces de árboles.
El abandono estatal ha obligado a las comunidades educativas a asumir costos y trabajos de mantenimiento. En la Escuela Mauricio José Troche, los padres han colaborado en la limpieza de baños cuando las cañerías colapsan e incluso han aportado recursos para reconstruir parte del muro perimetral de la cancha deportiva. Sin embargo, persisten estructuras en riesgo de derrumbe, representando un peligro latente para toda la comunidad educativa.
Fuente: Última Hora