Jalil Rachid, ministro de la Senad. Foto: Gentileza.
Una nueva controversia sacude el escenario político paraguayo tras las explosivas declaraciones del ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Jalil Rachid, quien calificó de “estupidez gigantesca” las denuncias sobre presunto espionaje político mediante equipos de escucha telefónica. La adquisición, canalizada a través de Itaipú Binacional, ha desatado un fuerte cruce de acusaciones que refleja la profunda fractura interna del Partido Colorado.
La polémica estalló cuando el diputado colorado disidente Mauricio Espínola denunció que la compra de sofisticados equipos de interceptación telefónica estaría “direccionada” para beneficiar a la empresa ITTI, supuestamente vinculada al presidente Santiago Peña, con el objetivo de facilitar la vigilancia a opositores políticos.
Rachid no escatimó palabras para desacreditar las acusaciones, calificándolas como un “sinsentido” expresado “con total desconocimiento” del trabajo de inteligencia que realiza la Senad. “No me parece serio… Está haciendo futurología diciendo que los aparatos serán utilizados para espionaje político”, afirmó contundentemente el ministro.
Con evidente irritación, Rachid lanzó una severa acusación contra el sector político de Espínola, señalando que la disidencia colorada liderada por el expresidente Mario Abdo Benítez (2018-2023) es precisamente la que tiene “experiencia en persecuciones políticas”. “Evidentemente la preocupación de ellos es porque es una práctica común en ellos”, disparó, elevando aún más la tensión.
Uno de los aspectos más cuestionados del caso es la utilización de Itaipú Binacional como canal para la adquisición de estos equipos, en lugar de realizar el procedimiento a través de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP). Esta maniobra ha generado serias dudas sobre la transparencia del proceso, especialmente considerando que la entidad binacional ya enfrenta acusaciones de direccionamiento en otra licitación.
Rachid justificó esta decisión alegando falta de presupuesto: “Me encantaría hacer el llamado, pero no tengo presupuesto”. Sin embargo, intentó desligarse de cualquier responsabilidad sobre el proceso licitatorio, afirmando desconocer detalles sobre las empresas participantes. “Yo arranco determinando nuestras necesidades, hasta ahí”, declaró evasivamente.
Ante las consultas específicas sobre los equipos solicitados, Rachid se mostró reticente a proporcionar detalles, argumentando que se trata de “materia sensible” cuya divulgación podría alertar a organizaciones criminales. No obstante, confirmó que el pedido incluye equipos y software de escuchas telefónicas, además de drones “con especificaciones muy puntuales”.
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La controversia se agudiza al recordar que, meses atrás, Rachid solicitó el cese de la colaboración directa entre la Senad y la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, para luego retractarse. Según Espínola, esta maniobra tenía como finalidad facilitar la adquisición de equipos de escucha para fines de persecución política.
Este enfrentamiento entre altas figuras del oficialismo y la disidencia colorada evidencia las profundas grietas en el partido gobernante y plantea serios interrogantes sobre el uso de recursos públicos y tecnologías de vigilancia en un contexto donde la seguridad nacional se entremezcla peligrosamente con intereses políticos.
Fuente: ABC Color
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