Foto: Liv Media.
El presidente de la República, Santiago Peña, se convirtió en el protagonista de un peculiar fenómeno digital tras compartir en sus redes sociales un informe que calificó como histórico. Con bombos y platillos, anunció que aproximadamente 270.000 paraguayos abandonaron las filas de la pobreza y más de 91.000 superaron la pobreza extrema desde el inicio de su gobierno. El mandatario, visiblemente entusiasmado, atribuyó estos supuestos logros a datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, aunque no especificó la metodología utilizada para alcanzar tan milagrosas cifras en un país donde la realidad parece contar otra historia.
La sección de comentarios de su publicación se transformó rápidamente en un festival de creatividad paraguaya, con ciudadanos que no dudaron en expresar su perplejidad ante lo que muchos consideraron un episodio de realismo mágico gubernamental. Miriam Acosta F., con la franqueza característica del paraguayo, le recordó al presidente que mientras su entorno disfruta de millones sin trabajar, el pueblo sobrevive como puede entre negociados y sobrefacturaciones. Una observación que ciertamente no figuraba en el colorido video presidencial que acompañaba el anuncio.
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Los jubilados municipales también decidieron sumarse al coro de realidad, como Mirian M. Zarza, quien cuestionó la ubicación geográfica mental del presidente con un elocuente “¿dónde vivís?”, recordándole que lleva dos meses sin cobrar sus haberes jubilatorios. La ironía resultó particularmente mordaz considerando la mención a una flamante Superintendencia de Pensiones y Jubilaciones que, hasta ahora, solo ha demostrado eficiencia para redirigir fondos del IPS hacia bancos afines al gobierno. Un detalle técnico que aparentemente se omitió en el informe de reducción de pobreza.
El guaraní, idioma oficial que nunca falla para expresar frustraciones profundas, hizo su aparición estelar de la mano de Joel Roberto Peralta con un contundente “Jagua to’u la nde bola nde títere…”, mientras otros usuarios recurrieron a referencias literarias universales comparando al mandatario con Pinocho, personaje famoso por un problema anatómico nasal vinculado a sus declaraciones poco veraces. La comparación, aunque caricaturesca, refleja el escepticismo generalizado ante cifras que muchos consideran tan fantasiosas como un cuento infantil.
Los ciudadanos digitales también especularon sobre quiénes podrían ser estos afortunados 270.000 paraguayos que experimentaron tan radical mejora económica. Gloria González sugirió con aguda ironía que probablemente se trata de los “nepos de Bachi”, insinuando que el nepotismo gubernamental podría explicar estas estadísticas. Mientras tanto, Lily Delgado calificó al presidente de “títere parlanchín” y ahora “payaso”, aconsejándole recorrer el país para confrontar la realidad con sus propios ojos, en lugar de confundir las imágenes de sus numerosos viajes internacionales con la situación doméstica.
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La creatividad popular alcanzó nuevas alturas cuando algunos usuarios optaron por representaciones visuales de su percepción presidencial. Rubén Aquino cuestionó directamente qué sustancias podrían haber inspirado “semejante disparate”, mientras Marcelo Miranda diagnosticó que el presidente vive “en una nube de pedo”.
La metáfora se materializó en memes que mostraban al mandatario flotando plácidamente en una nube o encerrado en una burbuja, aislado de la realidad nacional. La respuesta ciudadana a este anuncio “histórico” demuestra que, si bien las estadísticas pueden ser manipulables, el ingenio paraguayo para detectar discursos disconnected de la realidad sigue siendo un indicador mucho más confiable de la verdadera situación del país.
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