El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva inicia hoy su primera visita oficial a Japón durante su tercer mandato, marcando su quinto viaje al país nipón a lo largo de su trayectoria presidencial. Durante su estancia en Tokio, Lula mantendrá reuniones de alto nivel con el Primer Ministro japonés, Shigeru Ishiba, y será recibido en audiencia por el Emperador Naruhito y la Emperatriz Masako. La Casa Imperial japonesa ha anunciado que la princesa Aiko, primogénita de Naruhito, participará por primera vez en un Banquete Imperial, que será ofrecido el martes en honor al mandatario brasileño y su esposa Rosângela da Silva, conocida como Janja. La delegación brasileña que acompaña a Lula incluye a once ministros, los presidentes de la Cámara (Hugo Motta) y del Senado (Davi Alcolumbre), junto con aproximadamente un centenar de empresarios y altos ejecutivos, subrayando la importancia económica y diplomática de esta visita.
Esta gira asiática se desarrolla en un contexto geopolítico particularmente complejo, donde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca y su anunciada política proteccionista impulsan a Brasil a buscar alternativas comerciales más allá de América del Norte. Tras su visita a Japón, Lula se trasladará a Hanói entre el 27 y 29 de marzo, en lo que constituirá su segunda visita oficial a Vietnam. Aunque China no figura en el itinerario actual, se anticipa un encuentro con el presidente Xi Jinping en mayo durante el Foro CELAC-China, seguido por una visita del mandatario chino a Brasil en julio para la cumbre de los BRICS. Las relaciones sino-brasileñas atraviesan un momento particularmente próspero, como quedó evidenciado durante el G20 en Río de Janeiro, donde Xi calificó las relaciones bilaterales como las mejores de la historia.
Entre los principales objetivos de la visita a Japón destaca el impulso a las exportaciones de carne bovina brasileña hacia el mercado nipón. El primer paso en esta dirección sería lograr que autoridades japonesas envíen una misión sanitaria para inspeccionar los frigoríficos brasileños, aunque según Paulo Elias Martins de Moraes, director del Departamento de Japón del Ministerio de Relaciones Exteriores, todavía no existe una fecha confirmada para dicha inspección. Brasil también buscará ampliar el mercado para su carne porcina fresca, que actualmente solo puede exportarse a Japón desde el estado de Santa Catarina. Esta apertura comercial adquiere especial relevancia en el contexto actual, ya que Japón, tradicionalmente dependiente de las importaciones cárnicas estadounidenses, podría diversificar sus proveedores ante los aranceles impuestos por la administración Trump.
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Otro punto central de la agenda brasileña es impulsar un acuerdo comercial entre Japón y el Mercosur, aunque las expectativas han sido moderadas por informaciones del diario japonés Nikkei, que sugiere un posible aplazamiento de las negociaciones debido a la indecisión del gobierno nipón. Eduardo Saboia, secretario para Asia y el Pacífico del Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, expresó su inquietud ante esta situación, cuestionando públicamente si continuarán los diálogos o se avanzará hacia negociaciones concretas. Esta postura refleja la estrategia del gobierno Lula de reposicionar al Mercosur en el comercio internacional, diversificando alianzas y ampliando mercados para los productos brasileños, como quedó evidenciado en la reciente Cumbre de Presidentes del Mercosur en Montevideo, donde se discutió la expansión de acuerdos comerciales, incluyendo negociaciones con Emiratos Árabes Unidos previstas para completarse en 2025.
Más allá del ámbito económico, la agenda bilateral incluye cooperación en materia cultural, científica y tecnológica. Según medios japoneses, se prevé un acuerdo para establecer visitas recíprocas entre los líderes de ambos países cada dos años, así como un diálogo estratégico entre sus ministros de Relaciones Exteriores. La cooperación en defensa se ha intensificado desde 2014, cuando se firmó un acuerdo que fomenta el intercambio de información y tecnología militar. Japón muestra especial interés en colaborar con Brasil en el desarrollo de tecnologías militares y modernización de equipos, mientras que Brasil busca cooperación en áreas como ciberseguridad, vigilancia marítima y utilización de satélites para control fronterizo. Otro ámbito destacado de cooperación ha sido la adaptación del modelo japonés de policía comunitaria Kōban, implementado con éxito en estados brasileños como São Paulo, Paraná y Bahía, logrando resultados significativos en la reducción de delitos.
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La visita de Lula a Tokio coincide con el 130º aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambos países, establecidas en 1895 con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Brasil alberga la mayor comunidad de origen japonés fuera de Japón, estimada en más de 2 millones de personas, mientras que aproximadamente 211.000 brasileños residen en territorio nipón. Las relaciones económicas también son significativas: Japón es el noveno mayor inversor extranjero en Brasil, con 35.000 millones de dólares invertidos en los últimos tres años. En 2024, el intercambio comercial alcanzó los 11.000 millones de dólares, con un ligero superávit para Brasil. Respecto a Vietnam, segundo destino de esta gira asiática, el objetivo principal será implementar la Asociación Estratégica anunciada en noviembre de 2024 durante el G20 en Río de Janeiro. El intercambio comercial con Vietnam alcanzó 7.700 millones de dólares en 2024, y existe el ambicioso objetivo de elevarlo a 15.000 millones para 2025.
Fuente: Infobae