Este 23 de marzo se cumplen 26 años del asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, evento que desencadenó una de las mayores crisis institucionales y políticas de la historia reciente del Paraguay. El magnicidio, ocurrido durante las primeras horas de la mañana en pleno centro de Asunción, marcó el inicio de lo que se conocería como el «Marzo Paraguayo», una semana decisiva que cambió el rumbo político del país.
La noticia del asesinato generó una inmediata reacción popular. Entre el 24 y 25 de marzo de 1999, miles de ciudadanos paraguayos, principalmente estudiantes universitarios y miembros de organizaciones civiles, tomaron las calles de la capital y otras ciudades importantes.
Análisis del marzo paraguayo
♦️ Todo empezó con un magnicidio, el 23 de marzo de 1999, el vicepresidente Luis María Argaña es asesinado por sicarios en una calle de Asunción
♦️ El crimen generó repudio en la ciudadanía, que se mantuvo varios días en la plaza del Congreso,… pic.twitter.com/kIlfqp22L7
— NPY Oficial (@npyoficial) March 21, 2025
Las manifestaciones tenían un objetivo claro: exigir justicia por el crimen y la dimisión del entonces presidente Raúl Cubas Grau, señalado por su estrecha relación con el general Lino Oviedo, principal sospechoso de haber ordenado el homicidio del vicepresidente.
El punto más crítico de esta crisis llegó el 26 de marzo, cuando ocurrieron violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Durante una noche particularmente trágica, francotiradores apostados en edificios cercanos al Congreso Nacional dispararon contra la multitud congregada en la plaza. El resultado fue devastador: ocho ciudadanos, en su mayoría jóvenes, perdieron la vida mientras defendían la institucionalidad democrática del país.
José Miguel Zarza, Armando Espinoza, Manfred Stark, Víctor Hugo Molas, Henry David Díaz, Cristóbal Espínola, Tomás Rojas y Arnaldo Paredes pasaron a la historia como los “Mártires de Marzo”. Estos jóvenes, provenientes de diversos orígenes y condiciones sociales, se convirtieron en el símbolo de la resistencia ciudadana.
Algunos murieron instantáneamente por disparos en órganos vitales, mientras que otros, como Cristóbal Espínola, un campesino de Caaguazú, y Arnaldo Paredes, fallecieron días o meses después a consecuencia de las heridas recibidas durante la represión.
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La presión popular y la amenaza de un juicio político llevaron finalmente a la renuncia del presidente Raúl Cubas Grau el 28 de marzo. Tras su dimisión, Cubas Grau abandonó el país, buscando asilo político en Brasil. El Congreso Nacional designó al entonces presidente del Senado, Luis Ángel González Macchi, como nuevo mandatario, quien tuvo la difícil tarea de conducir al país en medio de una profunda crisis institucional y de confianza ciudadana.
A 26 años de aquellos trágicos sucesos, el Marzo Paraguayo permanece en la memoria colectiva como un episodio doloroso pero fundamental en la defensa de la democracia paraguaya. Las placas conmemorativas en la plaza frente al Cabildo y los monumentos erigidos en honor a los caídos sirven como testimonio permanente del sacrificio de aquellos que dieron su vida por preservar las instituciones democráticas y el estado de derecho en Paraguay.
Fuente: El Nacional