La comunidad indígena Ka’aty Miri San Francisco, ubicada en Capiibary, San Pedro, mantiene viva la tradición del cultivo de yerba mate mientras protege 400 hectáreas de bosque nativo frente a la expansión de monocultivos y los efectos del cambio climático. La comunidad de 30 familias considera la yerba mate como una planta sagrada y medicinal.
El proyecto PROEZA (Pobreza, Reforestación, Energía y Cambio Climático) ha permitido a la comunidad mejorar sus técnicas de cultivo y procesamiento de yerba mate. Según el líder Ariel Benítez, este apoyo ha fortalecido tanto la producción tradicional como la capacidad de comercialización directa del producto.
La comunidad enfrenta desafíos significativos, incluyendo sequías prolongadas y la exposición a pesticidas de cultivos vecinos de soja. A pesar de estas adversidades, mantienen sus prácticas ancestrales y han logrado un 99% de éxito en el prendimiento de más de 1.500 plantines de yerba mate.
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El ingeniero Luis Britos, especialista forestal de PROEZA, destaca que la comunidad representa un “pulmón” en Capiibary, preservando técnicas tradicionales como el “torespira la ka’aguy” (que respire el bosque) antes de la plantación. Este conocimiento ancestral se combina con apoyo técnico moderno para optimizar la producción.
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El bosque nativo no solo proporciona yerba mate sino que funciona como un “supermercado natural” para la comunidad, proveyendo alimentos, medicinas y recursos diversos. La preservación de este espacio representa una estrategia de resistencia frente al avance de monocultivos que han desplazado a comunidades vecinas.
El proyecto, financiado por el Fondo Verde del Clima y coordinado por el Ministerio de Economía y Finanzas, demuestra cómo las comunidades indígenas pueden combinar conocimientos ancestrales con prácticas sostenibles modernas para enfrentar el cambio climático mientras preservan su cultura y medios de vida.
Fuente: ABC Color