En la localidad de Obligado, Itapúa, Armin Purmann ha hecho de la producción de piñas su pasión y legado. Su finca es reconocida en la región por producir piñas de un sabor único, tamaño extraordinario y una dulzura que las convierte en las favoritas de consumidores y supermercados locales. Este agricultor, con dedicación y amor al trabajo, ha consolidado su emprendimiento como sinónimo de calidad.
El proceso de producción, que lleva aproximadamente dos años desde la siembra hasta la maduración, requiere un cuidado meticuloso. “No hay secretos, solo trabajo duro, conocimientos técnicos y mucho cariño por lo que hacemos”, afirma Purmann. Además, explica que su método incluye el uso de abonos naturales y potasio, un nutriente esencial para lograr la uniformidad y dulzura de las frutas.
El éxito de esta producción también es el resultado del esfuerzo familiar. Ever, hijo de Purmann e ingeniero agrónomo, ha aportado sus conocimientos al proyecto, perfeccionando técnicas y optimizando el rendimiento de la finca. Según Ever, el detalle que marca la diferencia es permitir que las piñas maduren completamente en la planta, lo que garantiza su característico sabor dulce y su color amarillo brillante.
Unite a nuestro canal de WhatsApp
La cosecha de este año, como en temporadas anteriores, se destaca por la alta calidad de las frutas, atrayendo tanto a supermercados como a compradores individuales de toda la región. Purmann y su familia trabajan incansablemente para ofrecer productos frescos, cosechados y comercializados el mismo día, asegurando así su frescura y sabor.
Además de piñas, la finca produce sandías, melones y hortalizas, demostrando la capacidad de diversificación del productor. La dedicación y esmero de Purmann lo convierten en un referente del manejo agrícola exitoso en el país, mostrando cómo la pasión puede transformar un cultivo en un verdadero símbolo regional.
Fuente: Última Hora