Lula, el ministro de Defensa José Mucio y el jefe del Ejército Tomás Miguel Ribeiro Paiva.
Las Fuerzas Armadas de Brasil han manifestado su preocupación por el fortalecimiento de estructuras criminales en la frontera con Paraguay. Según fuentes militares brasileñas, el narcotráfico transfronterizo y el avance de grupos como el Primeiro Comando Capital (PCC) se han convertido en amenazas concretas para la seguridad regional.
El Programa de Defensa Nacional de Brasil, revisado cada cinco años, incluiría esta problemática como un tema estratégico. Este documento, conocido como el “Libro Blanco para la Defensa”, destaca que la región fronteriza con Paraguay se percibe como un área de potencial conflicto, dadas las actividades ilícitas que se desarrollan en ella.
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Desde el lado paraguayo, las autoridades rechazan la idea de un conflicto entre ambas naciones y abogan por la cooperación para combatir esta amenaza común. En octubre de 2023, un acuerdo bilateral firmado entre Paraguay y Brasil reforzó los esfuerzos conjuntos contra el crimen organizado, el lavado de activos y la corrupción.
El PCC, considerado el mayor grupo criminal de la región, ha consolidado su influencia en el país desde 2010. Controla la producción de marihuana y coordina el tráfico de cocaína desde los Andes, utilizando pistas clandestinas y rutas terrestres hacia Brasil. Estas actividades se ven facilitadas por los escasos controles en zonas como Amambay y Canindeyú.
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El presidente Santiago Peña, presionado por sus vecinos, autorizó en mayo un despliegue militar en áreas clave del sur del país. Además, prometió una inversión de 500 millones de dólares para fortalecer la seguridad y la defensa nacionales, en respuesta a las crecientes demandas internacionales.
Brasil, por su parte, mantiene una estrategia alineada con los intereses de Estados Unidos, reforzando su presencia militar en la región y combatiendo tanto el crimen organizado como posibles vínculos con grupos terroristas internacionales.
Fuente: LPO
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