En un giro inesperado durante la inauguración de la sala de Tomografía del Hospital “Rigoberto Caballero”, el ministro del Interior, Enrique Riera, decidió canalizar su Churchill interior mientras defendía apasionadamente al gobierno de Santiago Peña. Con un discurso que oscilaba entre la grandilocuencia churchilliana y el fervor evangélico, Riera dejó atónitos a los presentes al proclamar su intención de convertirse en una suerte de predicador político.
La comparación con el legendario primer ministro británico surgió cuando Riera, aparentemente consciente de la magnitud de su autoproclamada misión, evocó la figura de Winston Churchill como su referente político. En un ejercicio de paralelismo histórico cuestionable, el ministro equiparó sus futuras advertencias sobre la brecha de pobreza con las alertas de Churchill sobre el rearme alemán previo a la Segunda Guerra Mundial, dejando a más de uno preguntándose si la analogía no resultaba un tanto excesiva.
Habilitación de obras e Inauguración de sala de Tomografía en el Hospital «Rigoberto Caballero».
El Presidente de la República, Santiago Peña Palacios en compañía del Ministro del Interior, Enrique Riera, Viceministro de Seguridad Interna, Comandante y Subcomandante de la… pic.twitter.com/OMa7jW4ryO
— Prensa Enrique Riera (@PrensaRiera) January 8, 2025
Con la vehemencia característica de quien ha encontrado su vocación mesiánica, Riera proclamó que el gobierno de Peña representa “lo mejor que nos pudo haber pasado”, una afirmación que, considerando la historia política del país, podría interpretarse como una hipérbole optimista o un ejercicio de fe política. El ministro, quien aparentemente ha descubierto su papel como evangelizador gubernamental, aseguró tener la bendición presidencial para defender el gobierno.
En un momento de particular dramatismo, Riera anunció su metamorfosis en “una especie de orador de Pare de Sufrir”, una comparación que, aunque peculiar para un funcionario de alto rango, refleja su determinación de predicar incansablemente sobre la necesidad de unidad nacional. Esta transformación autoimpuesta sugiere un nuevo estilo de comunicación política que combina la urgencia apocalíptica con el optimismo redentor.
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El ministro, en su papel de profeta del progreso, advirtió sobre las consecuencias de no “cerrar la brecha de la pobreza”, aunque su mensaje parecía más enfocado en la necesidad de una tregua política que en propuestas concretas para abordar dicha problemática. La referencia al “gigante dormido” que menciona el presidente Peña se ha convertido en un leitmotiv gubernamental, aunque la naturaleza exacta de este coloso y su eventual despertar permanecen en el terreno de la metáfora política.
En un contexto regional marcado por la inestabilidad, Riera instó a los paraguayos a “leer la cancha” y evitar luchas internas “prematuras” y “extemporáneas”, aunque la historia sugiere que tales llamados a la unidad suelen tener una vida útil limitada en la política paraguaya.
Fuente: ABC Color
