Policiales

Cae temido “pirata del asfalto” por visitar a su enamorada

Jorge Darío “Nambilo” Candia, con 14 órdenes de captura, fue aprehendido en Caaguazú mientras intentaba encontrarse con una mujer.

En poder del presunto asaltante también se encontraron dosis de cocaína y un revólver calibre 38.

El amor resultó ser la kryptonita para uno de los delincuentes más escurridizos del Este paraguayo. Jorge Darío Candia Rotela (21), mejor conocido como Nambilo, cayó en las garras de la ley cuando el corazón le jugó una mala pasada en Caaguazú.

Este joven rompecorazones de la delincuencia, reconocible por sus prominentes orejas que le valieron su peculiar apodo, acumulaba nada menos que 14 órdenes de captura. Su currículum delictivo incluía desde tentativa de homicidio hasta robo agravado, siendo su especialidad el asalto a camiones en la ruta PY02.

La historia de Nambilo está entrelazada con una banda de ilustres personajes del hampa. Entre sus compañeros de fechorías se encontraban los ya fallecidos Comando y Tapití, además de Ko’olo y Fernando Cáceres Florentín, el cerebro de la organización que cayó días atrás.

Durante meses, este experto en desaparecer mantuvo en jaque a las autoridades, convirtiendo las rutas del Este en su patio de juegos. Los camioneros temblaban al escuchar su nombre, pues ni la custodia policial era garantía contra sus audaces asaltos.

Villa Constitución se había convertido en el refugio perfecto para Nambilo. Como un fantasma urbano, se movía entre las sombras sin dejar rastro, burlando cada intento de captura con la habilidad de un ilusionista.

Pero hasta el más astuto tiene su punto débil. En el caso de nuestro protagonista, fue una misteriosa dama de la zona quien, sin querer, se convirtió en la llave maestra para su captura.

La suerte de Nambilo cambió cuando el amor pudo más que la prudencia. En un momento de debilidad romántica, abandonó su guarida para encontrarse con su amada, sin sospechar que Cupido trabajaba horas extra para la policía.

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Los investigadores, que llevaban meses tras su pista, no desaprovecharon la oportunidad. Como quien no quiere la cosa, interceptaron al galán fugitivo en pleno trayecto hacia su cita amorosa.

Esta historia nos recuerda que hasta el más escurridizo pirata del asfalto puede caer rendido ante las flechas de Cupido, aunque en este caso, el final feliz fue para las autoridades y no para el romántico fugitivo.

Fuente: ABC Color