El ministro Enrique Riera durante el acto de egreso de 5.000 policías. GENTILEZA. Cedida por Ministerio del Interior.
El ministro del Interior, Enrique Riera, ofreció una explicación que no pasó desapercibida sobre la corrupción policial. Según Riera, la tentación de los oficiales por caer en actos corruptos se origina en el estrés que enfrentan, el cual, de forma casi mágica, los lleva a sostener familias paralelas. Estas “estructuras familiares adicionales” son, según el ministro, las responsables de que el salario policial no alcance.
“Por el estrés, que funciona en el corazón y la cabeza de los policías, muchas veces generan familias paralelas, y eso hace que el sueldo no alcance, quedando expuestos a la corrupción”, afirmó Riera. Así, el círculo vicioso del estrés, la doble vida y los bajos salarios parecería ser una receta infalible para que los policías sucumban ante prácticas corruptas.
Para Riera, el problema radica en una ecuación financiera que no cierra: un sueldo diseñado para una familia, pero que debe estirarse para cubrir dos. La solución lógica, al parecer, es volcarse hacia prácticas corruptas para llenar los vacíos en el presupuesto. Según esta línea de pensamiento, más que una cuestión ética, la corrupción sería una estrategia de supervivencia familiar.
El contexto de estas declaraciones fue la ceremonia de graduación de nuevos suboficiales ayudantes, evento que se vio empañado por incidentes con familiares de los graduados. Numerosos parientes de los nuevos agentes quedaron excluidos del acto realizado en el SND Arena, pese a haber viajado desde el interior del país y esperar durante horas.
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Los familiares afectados denunciaron que, a pesar de haber llegado en la madrugada, no pudieron ingresar al recinto debido a restricciones de capacidad. Muchos habían emprendido viaje desde medianoche, realizando considerables esfuerzos para estar presentes en la ceremonia de sus seres queridos.
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La situación generó malestar entre los asistentes, quienes quedaron expuestos a las inclemencias del tiempo, incluyendo lluvia, mientras esperaban en el exterior del recinto.
Más allá de la ironía, lo cierto es que las condiciones laborales de los policías y el impacto del estrés en sus decisiones son temas serios que requieren atención. Sin embargo, reducir la corrupción a una cuestión de familias paralelas podría no ser la mejor manera de abordar un problema estructural.
Fuente: ABC Color
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