El caso Pelicot, conocido como las violaciones de Mazan, concluyó este jueves con la sentencia de los 51 acusados en un tribunal de Aviñón, Francia. Las condenas, que suman más de 400 años de prisión, son el desenlace de uno de los mayores juicios de abuso sexual en el país. Durante casi una década, Gisèle Pelicot fue víctima de violaciones sistemáticas organizadas por su entonces esposo, Dominique Pelicot, quien drogaba a su pareja y permitía que otros hombres abusaran de ella mientras filmaba los actos sin su consentimiento.
Dominique Pelicot, el principal acusado y organizador de los abusos, fue condenado a 20 años de prisión, la pena máxima por violación agravada. Además, otros 50 hombres recibieron penas que oscilan entre los tres y 15 años de cárcel por diversos delitos, como violación agravada, intento de violación y posesión de pornografía infantil. Aunque la Fiscalía había solicitado un total de 652 años, el tribunal dictaminó una cifra inferior debido a varias consideraciones legales.
Entre los condenados se encuentran personas de distintos perfiles sociales, desde profesionales hasta funcionarios públicos. Por ejemplo, Nicolas F., periodista de Aviñón, recibió ocho años de prisión por violación agravada y posesión de imágenes de pornografía infantil. Otro caso notable es el de Christian L., un bombero que recibió nueve años de cárcel por su participación en los abusos.
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El caso también puso de relieve la acción de la justicia francesa en casos de violación sistemática. Todos los acusados fueron registrados en el Fichier des auteurs d’infractions sexuelles ou violentes (Fijais), un archivo nacional que controla a los autores de delitos sexuales o violentos. Este registro busca prevenir reincidencias y reforzar las medidas de control sobre quienes cometen este tipo de crímenes.
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A pesar de las condenas, el caso Pelicot ha dejado un profundo impacto en la sociedad francesa. Las violaciones no solo involucraron a Gisèle Pelicot, sino también a otras víctimas, como la esposa de uno de los acusados. Además, algunos condenados fueron declarados culpables de posesión de pornografía infantil, aumentando la gravedad de las sentencias.
El tribunal subrayó la importancia de mantener un enfoque riguroso para prevenir futuros casos similares. Este juicio es un recordatorio de la urgencia de fortalecer las políticas de protección a las víctimas de abuso sexual y de garantizar la aplicación de justicia en situaciones de violencia de género.
Fuente: Infobae