Con 23 años de vida marcados por la ausencia de su padre biológico, Pablo Nicolás Díaz Román emprendió un viaje de Tebicuary, Guairá, a la Basílica de Caacupé. Su objetivo es claro: pedir a la Virgen Azul el milagro de encontrar al hombre que le dio la vida. Desde que inició esta búsqueda hace tres años, Pablo ha enfrentado obstáculos que no ha logrado superar pese a recurrir a medios de comunicación y redes sociales.
La información que maneja sobre su padre es escasa. Según relató, su tía le comentó que su progenitor, Vicente Aguilera, trabajó en la colocación de una antena de Copaco en Tebicuary hace más de dos décadas. Fue entonces cuando conoció a la madre de Pablo. Desde entonces, no ha habido más contacto, aunque se cree que podría estar residiendo en Fernando de la Mora, en el departamento Central.
Entre las pocas pertenencias que vinculan a Pablo con su padre, conserva una frazada blanca con rayas que le fue entregada cuando era un bebé. Este objeto se ha convertido en un símbolo de esperanza, un lazo tangible con un hombre cuya presencia aún se mantiene como un anhelo en su vida.
“Empecé a buscarle por las redes, hablé con periodistas, pero no hay caso. Hoy vine a encomendarme a la Virgen para que le pueda encontrar si es que sigue vivo”, declaró Pablo en una entrevista a Telefuturo. Su devoción por la Virgen de los Milagros refuerza su esperanza de que su pedido sea escuchado y finalmente pueda encontrar a su padre.
Unite a nuestro canal de WhatsApp
El caso de Pablo Nicolás ha generado interés y empatía en quienes lo han conocido. Su testimonio es un recordatorio de las historias que se esconden tras cada rostro, muchas veces marcadas por la ausencia y la búsqueda de respuestas.
Pablo confía en que la Virgen de Caacupé, símbolo de unión y devoción en Paraguay, pueda ser la clave para que su búsqueda llegue a un final feliz. Su historia es un reflejo de cómo la fe puede ser un pilar para quienes enfrentan desafíos que parecen insuperables.
Fuente: Ultima Hora
Esta web usa cookies.