Nació un ejemplar pudú, una de las especies de ciervos más pequeñas del mundo, en el Parque Temaikèn, en Escobar (Argentina).Foto: Fundación Temaikén/EFE
Un pudú, considerado uno de los ciervos más pequeños del mundo, nació recientemente en el bioparque Temaikèn, en Escobar, provincia de Buenos Aires, Argentina. El ejemplar, un macho de apenas un kilo y 40 centímetros de largo, es un nuevo integrante de esta especie emblemática y vulnerable.
El nacimiento tuvo lugar el 6 de noviembre y fue anunciado por la Fundación Temaikèn, que destacó el estado de salud óptimo del animal. La cría, cuidada por sus padres, Chapi y Nicolino, ya explora su entorno bajo la supervisión de especialistas del bioparque, quienes monitorean su crecimiento y realizan controles de salud periódicos.
Esta especie, originaria de los bosques andino-patagónicos, se caracteriza por su tamaño diminuto y su comportamiento sigiloso. Al nacer, los pudúes presentan manchas blancas en su pelaje, un rasgo que los ayuda a camuflarse en su entorno. Estas manchas desaparecen con el tiempo, marcando su desarrollo.
La gestación del pudú dura alrededor de siete meses, y los nacimientos suelen ocurrir en primavera o al inicio del verano, cuando las condiciones climáticas son más favorables para la supervivencia de las crías. En el caso del ejemplar de Temaikèn, el destete se espera en aproximadamente dos meses, cuando comenzará a alimentarse de manera independiente.
A pesar de su singularidad, los pudúes enfrentan múltiples amenazas en su hábitat natural, entre ellas la caza, la destrucción de bosques y los ataques de perros cimarrones. Además, la introducción de especies exóticas, como los ciervos colorados, complica aún más su situación.
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La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica a los pudúes como una especie “casi amenazada”, lo que refuerza la importancia de esfuerzos como los realizados en el bioparque para garantizar su preservación.
El nacimiento de este ejemplar representa un paso significativo en la conservación de los pudúes, cuyo rol ecológico es fundamental para los ecosistemas de los bosques andino-patagónicos.
Fuente: Última Hora
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