El dolor de rodillas es una de las molestias más comunes que afecta la calidad de vida de las personas. Esta articulación, fundamental para la movilidad del cuerpo humano, soporta gran parte del peso y está constantemente expuesta al desgaste y lesiones. Con el tiempo, estas molestias suelen intensificarse, especialmente a partir de los 30 o 40 años.
La rodilla está formada por tres huesos principales: el fémur, la tibia y la rótula. Su estructura incluye cartílagos como los meniscos, que funcionan como amortiguadores, y ligamentos como el cruzado anterior y el colateral, que aportan estabilidad. Además, el líquido sinovial lubrica la articulación, permitiendo movimientos suaves. Cuando cualquiera de estos componentes presenta problemas, el dolor es uno de los primeros síntomas.
El desgaste natural del cartílago es una de las principales causas de molestias. Con los años, el cartílago pierde su capacidad de amortiguar impactos, facilitando el roce entre huesos, lo que puede derivar en osteoartritis. Las lesiones, como desgarros en los meniscos o daño a los ligamentos, son otra causa frecuente y suelen estar relacionadas con movimientos bruscos, caídas o actividad física intensa.
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La inflamación es otra razón habitual del dolor. Problemas como la tendinitis, que afecta a los tendones, o la bursitis, que inflama las bolsas llenas de líquido, son comunes en personas activas. El exceso de peso y las malas posturas también sobrecargan la rodilla, generando molestias y limitaciones en la movilidad.
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Con la edad, el cuerpo pierde capacidad para regenerar tejidos, afectando cartílagos y ligamentos. Este desgaste acumulado aumenta el riesgo de dolor y rigidez. Además, enfermedades como la artrosis o la artritis pueden causar inflamación crónica y agravar los síntomas en las rodillas.
Mantener un peso saludable, realizar ejercicios de bajo impacto y mantener una postura adecuada son medidas clave para prevenir molestias. En casos de dolor persistente, es esencial consultar a un médico para evaluar la causa y recibir el tratamiento adecuado, que puede incluir fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios o, en casos severos, cirugía.
Fuente: Metro World News
