La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, con 277 delegados frente a los 224 de Kamala Harris, podría marcar un nuevo capítulo en las relaciones con Paraguay. El analista político Esteban Caballero señala que esta transición presenta tanto oportunidades como desafíos para el gobierno de Santiago Peña, especialmente por la afinidad ideológica entre el Partido Republicano y el Partido Colorado.
Las filosofías conservadoras compartidas entre ambas administraciones podrían facilitar puentes de comunicación más directos entre Asunción y Washington. Sin embargo, esta alineación ideológica no garantiza automáticamente beneficios en temas específicos, como la posible revisión de la designación de Horacio Cartes como persona significativamente corrupta, ya que las relaciones diplomáticas se mantienen a nivel gubernamental y no partidario.
En el ámbito económico, el gobierno de Peña podría encontrar mejores canales para promover inversiones extranjeras y apertura de mercados. No obstante, la tendencia proteccionista anticipada en la política económica de Trump podría obstaculizar estas aspiraciones, especialmente en sectores estratégicos como la exportación de carne paraguaya al mercado estadounidense.
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La cooperación internacional experimentará cambios significativos, particularmente en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Se prevé un giro en las prioridades de la agencia, alejándose del actual enfoque progresista en temas como el fortalecimiento democrático y asuntos de género, hacia una orientación más conservadora en sus programas y acuerdos con Paraguay.
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Las relaciones multilaterales también podrían verse afectadas, con Paraguay potencialmente alineándose más estrechamente con las posiciones estadounidenses en organismos internacionales como las Naciones Unidas. Esta afinidad ideológica podría traducirse en un apoyo más directo a las iniciativas diplomáticas de la administración Trump en foros globales.
El éxito de esta nueva etapa en las relaciones bilaterales dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno paraguayo para navegar entre las oportunidades de mayor cercanía política y los desafíos del proteccionismo económico. La administración Peña deberá equilibrar la afinidad ideológica con la defensa de los intereses comerciales y de desarrollo del país.
Fuente: Última Hora
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