Una investigación publicada en la revista Obesity ha analizado cómo la duración de la siesta puede influir en la salud metabólica y en el riesgo de desarrollar problemas como el síndrome metabólico y la obesidad. Esta revisión consideró diferentes aspectos del estilo de vida y hábitos diarios para determinar el tiempo ideal de descanso diurno.
El estudio observó a un grupo de participantes para establecer una relación entre la práctica de siestas y el índice de masa corporal (IMC). Los resultados indicaron que aquellos que dormían siestas prolongadas, es decir, de más de 30 minutos, presentaban un IMC más alto y una mayor propensión al síndrome metabólico, comparado con quienes no practicaban la siesta o la realizaban de menor duración.
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Además de la duración, la investigación también consideró otros factores como la hora de la siesta, el lugar donde se realizaba (cama o sofá), los hábitos alimenticios nocturnos y el consumo de tabaco. Los resultados indicaron que siestas cortas, de menos de 30 minutos, estaban asociadas con beneficios como una menor presión arterial sistólica y un menor riesgo de desarrollar trastornos metabólicos.
La recomendación principal de los expertos es no exceder la media hora de siesta. Según los hallazgos, una siesta prolongada puede alterar el ritmo circadiano y aumentar la posibilidad de ganar peso, especialmente en combinación con otros hábitos poco saludables, como cenas abundantes o irregularidades en el sueño nocturno.
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El estudio subraya que las siestas cortas pueden contribuir al bienestar general, ayudando a mejorar la alerta y la función cognitiva, sin incurrir en efectos negativos en la salud metabólica. Por el contrario, siestas más largas podrían llevar a un desequilibrio en los niveles de energía y favorecer condiciones perjudiciales a largo plazo.
En conclusión, los especialistas recomiendan que, para obtener los beneficios de un descanso reparador y evitar riesgos para la salud, la siesta no debe superar los 30 minutos. Este tiempo es considerado suficiente para revitalizar el cuerpo sin interferir en el ciclo de sueño nocturno ni en la regulación metabólica.
Fuente: Metro World News
