Las recientes inundaciones en el este y sureste de España, provocadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), han dejado un saldo devastador de más de 200 muertos y decenas de desaparecidos. Testimonios de afectados de esta tragedia, especialmente en Valencia y regiones cercanas, muestran el caos y la impotencia de los afectados frente a la fuerza arrolladora de las aguas. El fenómeno, comparado por algunos con un “tsunami”, tomó por sorpresa a miles de personas que intentaban resguardarse mientras los niveles de agua aumentaban con rapidez.
Guillermo Serrano Pérez, uno de los afectados, narró su experiencia cuando conducía con su familia en la autopista y tuvieron que abandonar el vehículo al verse rodeados por una tromba de agua. Al buscar refugio en un puente, Guillermo relató cómo la corriente se llevó su auto y el miedo que experimentaron al intentar salvarse. El caos se extendió a numerosas localidades donde, a pesar de las advertencias de lluvias, las medidas de emergencia no llegaron a tiempo para muchos.
A lo largo de la región, la situación fue similar. En Chiva, a 20 kilómetros de Valencia, el nivel del agua subió en minutos, convirtiendo las calles en ríos que arrastraban vehículos y farolas. Pobladores y autoridades locales intentaron desalojar las áreas de mayor riesgo, pero el incremento súbito del agua dificultó los esfuerzos de rescate. Patricia Rodríguez, otra de las sobrevivientes, describió cómo quedó atrapada en su auto antes de escapar a pie, observando escenas de pánico entre los demás conductores.
A medida que el desastre avanzaba, la respuesta de Protección Civil generó críticas. Aunque las primeras alertas meteorológicas se emitieron desde la mañana, la advertencia para evitar circular no llegó sino hasta las 20:00 horas, cuando las calles ya estaban inundadas. Para muchos, el aviso fue insuficiente, y varios ciudadanos cuestionaron la eficacia de la coordinación de las autoridades en un evento de esta magnitud.
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El alcalde de Riba-roja de Túria relató cómo en cuestión de minutos el agua subió más de un metro, mientras los servicios de emergencia se apresuraban a rescatar personas en riesgo. En redes sociales, varios usuarios describieron situaciones extremas, como en Paiporta, donde ancianos en silla de ruedas quedaron atrapados en un comedor inundado. En Benetússer, un residente reportó que el acceso a su edificio estaba bloqueado por un coche atrapado en la entrada, obstaculizando los esfuerzos de rescate.
Los testimonios de los sobrevivientes reflejan el impacto psicológico y físico que dejó esta tragedia. Juliano Sánchez, un residente de Valencia, fue rescatado tras pasar siete horas aferrado a una palmera para evitar ser arrastrado por el agua. Su relato, lleno de angustia, muestra la magnitud de la catástrofe que ha dejado a comunidades enteras en estado de emergencia.
Fuente: BBC
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