Un reciente estudio argentino, realizado por el Instituto Oncológico Henry Moore y titulado “Diabetes y Cáncer: Una Oportunidad para Mejorar”, ha revelado una preocupante relación entre la diabetes y la aparición y evolución del cáncer. Este trabajo, encabezado por el Dr. Ernesto Gil Deza, Director de Investigación y Docencia del instituto, analizó datos de 25.989 pacientes entre septiembre de 2012 y octubre de 2023. Los resultados mostraron que un 12% de los pacientes oncológicos también padecen diabetes, cifra significativamente superior al 5,4% de la población general argentina con cáncer.
El estudio subraya que el 60% de los pacientes con ambas patologías no tiene registrado a un diabetólogo como médico de cabecera, lo que apunta a una deficiencia en la coordinación de la atención médica. Esta falta de seguimiento especializado expone la necesidad de mejorar la educación sanitaria y fomentar controles preventivos que pueden salvar vidas. La presentación del informe coincidió con el Día Mundial del Paciente Diabético, conmemorado el 14 de noviembre.
El análisis también resalta que las personas con diabetes enfrentan mayores riesgos de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como los digestivos y ginecológicos, especialmente el de páncreas y endometrio. La severidad de la diabetes influye en la aparición de tumores, con edades promedio de diagnóstico de cáncer de 64 años para quienes no reciben medicación, 63 años para quienes toman hipoglucemiantes y 62 años para pacientes que utilizan insulina. Además, los pacientes diabéticos oncológicos suelen presentar entre cinco y seis comorbilidades adicionales, siendo los trastornos cardiovasculares los más comunes.
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El informe evidencia que los pacientes diabéticos tienden a consultar cuando los tumores están más avanzados, lo que resalta la necesidad de diagnósticos tempranos. Además, los datos muestran que dos tercios de las mujeres con estas condiciones no realizan pruebas preventivas como el Papanicolaou, y el 80% no se somete a colonoscopias. Esta falta de controles aumenta los riesgos y complica el tratamiento.
El Dr. Gil Deza enfatizó que “la diabetes es probablemente la comorbilidad endocrina más frecuente entre los pacientes con cáncer”, lo que complica la atención médica y agrava la evolución de la enfermedad. Por ello, el estudio sugiere un enfoque coordinado entre oncólogos y diabetólogos para optimizar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes con estas condiciones.
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En conclusión, el informe destaca la importancia de educar a la población sobre la prevención del cáncer, la necesidad de un médico de cabecera que coordine el cuidado integral de los pacientes y la urgencia de implementar medidas preventivas más efectivas. La interacción entre diabetes y cáncer, como expuso el Dr. Gil Deza, afecta no solo la vida diaria de los pacientes, sino también su longevidad y calidad de vida.
Fuente: Pronto
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