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Sueño y memoria: ¿por qué están tan conectados?

El sueño, especialmente la fase REM, es esencial para procesar y consolidar nueva información en la memoria a largo plazo, favoreciendo el aprendizaje.

Imagen ilustrativa.

Dormir bien no solo es esencial para la salud física, sino también para el correcto funcionamiento de la memoria. Diversas investigaciones han comprobado que las etapas del sueño, en especial la fase de movimientos oculares rápidos (REM), juegan un rol crucial en la consolidación de los recuerdos. Mientras descansamos, el cerebro procesa y organiza la información adquirida durante el día, almacenándola en zonas de memoria a largo plazo.

Según Robert Stickgold, experto del Centro para el Sueño y la Cognición en Estados Unidos, el cerebro necesita aproximadamente media hora de sueño por cada hora de vigilia para procesar la información. Esto explica por qué la falta de sueño afecta directamente la memoria y la capacidad de resolver problemas, ya que un descanso insuficiente impide la consolidación de lo aprendido. En estudios realizados, los estudiantes privados de sueño mostraron dificultades para recordar una tarea nueva hasta tres días después de haberla aprendido.

El ciclo del sueño se divide en varias etapas, cada una con funciones específicas para el cerebro y el cuerpo. La primera etapa es una fase ligera entre el estado de alerta y el sueño; es breve y de fácil interrupción. En la segunda etapa, el sueño se vuelve más profundo, la respiración y el ritmo cardíaco disminuyen, y el cuerpo se relaja para prepararse para el descanso profundo que viene a continuación.

La tercera fase, conocida como sueño de ondas lentas o sueño profundo, es la etapa en la que el cuerpo realiza funciones esenciales como la regeneración de tejidos y la liberación de hormonas. Durante esta fase, el cerebro se encuentra en un estado de baja actividad y el cuerpo está completamente relajado, lo cual es vital para la recuperación física.

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La última y más importante fase para la memoria es el sueño REM (movimientos oculares rápidos), en el cual el cerebro está activo mientras el cuerpo permanece inmóvil. Durante esta fase, el cerebro procesa y refuerza los recuerdos adquiridos, transfiriendo información desde el hipocampo, que funciona como un almacenamiento temporal, hacia la corteza frontal, donde se almacena a largo plazo. Además, en el sueño REM, el cerebro fusiona los conocimientos previos con lo nuevo, facilitando la resolución de problemas y la toma de decisiones.

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Por este motivo, se recomienda “consultar con la almohada” cuando se enfrenta una situación difícil. Al descansar, el cerebro selecciona y consolida los recuerdos importantes y desecha la información menos útil, priorizando así lo que será retenido en la memoria. Esta capacidad de procesar los recuerdos permite mantener una memoria eficiente y organizada, crucial para el aprendizaje y la creatividad.

En conclusión, el sueño cumple una función indispensable para la memoria, ya que permite que el cerebro pase por todas las etapas del sueño, especialmente la fase REM, para consolidar los recuerdos. Dormir lo suficiente y tener un sueño de calidad es, por lo tanto, fundamental para aprender, recordar y tomar decisiones acertadas.

Fuente: Pronto.ar