10 años sin Pablo Medina: un crimen que marcó al periodismo paraguayo

El 16 de octubre de 2024 se cumplen diez años del brutal asesinato del periodista Pablo Medina Velázquez, corresponsal del diario ABC Color en el departamento de Canindeyú. Medina fue acribillado junto con Antonia Maribel Almada Chamorro, de 19 años, mientras realizaban una cobertura periodística en la zona de Villa Ygatimí. El asesinato, atribuido al crimen organizado vinculado con la narcopolítica, marcó un hito trágico en la historia reciente de Paraguay.

El día de su asesinato, Pablo Medina informó a sus colegas que se dirigía a varias colonias de Canindeyú para investigar una plaga que afectaba cultivos de mandioca y documentar la intervención de la Federación Nacional Campesina (FNC). En el trayecto, recogió a las hermanas Antonia y Juana Almada Chamorro, quienes aprovecharon su viaje para visitar a sus padres. La fatal emboscada ocurrió en el camino de regreso hacia Curuguaty.

La camioneta en la que viajaban fue interceptada por dos hombres armados que preguntaron si Medina era el periodista. Al confirmarlo, le dispararon con una escopeta, mientras que otro atacante asesinaba a Antonia Almada. Milagrosamente, Juana Almada, quien iba en el asiento trasero, sobrevivió al hacerse pasar por muerta, convirtiéndose en testigo clave del crimen.

Las investigaciones revelaron que el atentado fue orquestado desde Ypejhú por Vilmar Acosta Marques, alias “Neneco”, entonces intendente de la ciudad. Los autores materiales fueron su hermano, Wilson Acosta Marques, y su sobrino, Flavio Acosta Riveros. Con el tiempo, los responsables fueron detenidos en Brasil y extraditados a Paraguay, donde enfrentaron condenas por este y otros crímenes vinculados al narcotráfico.

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Las armas utilizadas en el asesinato de Medina y Almada también estuvieron involucradas en otros homicidios en la región, incluyendo el asesinato del exintendente de Ypejhú, Julián Núñez, meses antes. Gracias al Sistema de Identificación Balística (IBIS), la policía confirmó la relación entre los casos.

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A una década del crimen, el asesinato de Pablo Medina sigue siendo un símbolo del riesgo que enfrentan los periodistas que cubren el narcotráfico en Paraguay. La impunidad en torno a los ataques contra la prensa plantea desafíos constantes para la libertad de expresión en el país. Su caso recuerda la importancia de proteger a los comunicadores y continuar la lucha contra el crimen organizado.

Fuente: ABC Color

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