La Operación Andina, una investigación sobre presunto tráfico de armas, ha revelado un esquema sorprendente que involucra a un cuidacoches asunceno. Según el fiscal Alejandro Cardozo, encargado del caso, una empresa vinculada a este individuo adquirió casi 2.000 armas en un período de 18 meses, moviendo aproximadamente 9.500 millones de guaraníes.
El principal implicado, Isabelino Jiménez, de 62 años, figura como propietario de la empresa Caza y Pesca Santa Rosa de Lima, pese a que su ocupación real es la de cuidacoches en el centro de Asunción. Esta firma, durante su breve existencia de año y medio, logró adquirir 1.847 armas, un volumen que ha dejado perplejos a los investigadores.
El fiscal Cardozo destacó que, si bien Jiménez se abstuvo de declarar, existen registros de su presencia personal en la Dirección de Material Bélico (Dimabel) para solicitar las autorizaciones correspondientes. Esta situación plantea interrogantes sobre el nivel de conocimiento y participación del implicado en las operaciones de la empresa.
La investigación no se limita a Santa Rosa de Lima. Otras dos empresas, Carros Vía Chile SA y 19 de Marzo, están bajo escrutinio por la “desaparición” de 198 y 551 armas respectivamente. En relación con Carros Vía Chile SA, han sido detenidos Estela Colmán Otazú y Pablo César Colmán Benítez, propietaria y representante de la firma.
El modus operandi de esta red, según explica el fiscal, involucra la importación legal de armas a través de importadores autorizados. Posteriormente, mediante ventas simuladas a casas comerciales también autorizadas por Dimabel, se produce la “desaparición” de las armas, presumiblemente desviándolas hacia el mercado negro.
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Un aspecto alarmante del caso es que varias de las armas adquiridas por los procesados han sido incautadas en poder de grupos criminales en Brasil. Esto sugiere la existencia de una red transnacional de tráfico de armas que opera aprovechando las lagunas en los sistemas de control.
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El fiscal Cardozo señaló que todas las armas involucradas estaban autorizadas para uso civil. Sin embargo, una vez en el mercado negro, los criminales modifican su mecanismo de disparo para aumentar su poder de fuego, convirtiéndolas en armas mucho más letales.
Fuente: ABC Color
