Un reciente reportaje de El Surtidor ha revelado una preocupante realidad en la capital: Asunción cuenta con 16.099 viviendas vacías, en medio de un contexto donde miles de familias ven cada vez más difícil la posibilidad de acceder a una casa propia. A pesar del evidente boom inmobiliario que atraviesa la ciudad, la oferta de viviendas parece orientada a la inversión, más que a la ocupación real de sus habitantes.
El estudio de El Surtidor muestra que, mientras la construcción de rascacielos y edificios modernos continúa a lo largo de avenidas como Santa Teresa, muchas de estas propiedades permanecen vacías. Este fenómeno, que se describe como “densificación fantasma”, plantea interrogantes sobre el verdadero impacto del auge inmobiliario en Asunción, una ciudad donde los precios de las viviendas son impagables para la mayoría de la población.
Según datos obtenidos del censo de 2022, citados por El Surtidor, Asunción no solo es la capital con más viviendas vacías en Paraguay, sino que esta cifra equivale prácticamente a todas las casas ocupadas en ciudades como Caacupé o Villarrica. De las 16.099 viviendas vacías, 11.865 están completamente deshabitadas, 2.920 están en alquiler o venta, y 1.314 han sido abandonadas, principalmente en el centro histórico.
El reportaje también pone en perspectiva la paradoja que enfrenta la capital. Mientras los desarrolladores inmobiliarios construyen torres de lujo para un segmento muy reducido de la población, la demanda habitacional sigue sin ser satisfecha. De hecho, la Encuesta Permanente de Hogares de 2020, citada en el reportaje, indica que Paraguay tiene una demanda de 73.421 nuevas viviendas, y que el déficit cualitativo de mejoramiento y ampliación de viviendas sigue siendo considerable.
En la investigación, Mabel Villagra, una trabajadora independiente de 36 años, comparte su experiencia. Ella y su esposo han estado buscando una vivienda en Asunción durante más de un año, pero los altos costos y las dificultades para acceder a un crédito hipotecario han frustrado sus intentos. El Surtidor detalla que el precio de una vivienda de tres dormitorios en la capital puede superar los 170 mil dólares, lo que para una familia de clase trabajadora es prácticamente inalcanzable.
Uno de los puntos más destacados es la desconexión entre el desarrollo inmobiliario y las necesidades reales de la población. El arquitecto Nicolás Morales Saravia, citado en el reportaje, explica que la mayoría de los desarrolladores están construyendo departamentos pequeños, de uno o dos dormitorios, que si bien son accesibles para jóvenes o parejas recién formadas, no resuelven el problema habitacional de las familias consolidadas. Morales Saravia advierte que, cuando las familias crezcan, se verán forzadas a mudarse fuera de la capital, incrementando el fenómeno de la “ciudad dispersa”.
La investigación también expone el impacto ambiental y social de esta expansión urbana desordenada. La dependencia del automóvil, causada por la falta de viviendas accesibles en la ciudad, ha incrementado el consumo de combustibles fósiles, según el estudio de la Cuarta Comunicación de Cambio Climático. Esto, a su vez, ha generado un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por su parte, Norma Medina, directora del INE, señala que aún no se ha realizado un análisis completo del déficit habitacional basado en los datos del censo de 2022. Sin embargo, los números ya reflejan una tendencia preocupante: mientras miles de viviendas están vacías, la demanda de hogares sigue creciendo, exacerbando el problema.
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Además, se aborda las dificultades que enfrentan las familias que intentan acceder a programas de vivienda como Che Roga Porã, que si bien ofrece viviendas a precios accesibles, no cuenta con opciones en Asunción debido a los elevados costos del suelo. Las viviendas disponibles se encuentran en ciudades del área metropolitana, lo que obliga a muchas familias a mudarse lejos de sus lugares de trabajo, aumentando los tiempos de traslado y los costos asociados.
En conclusión, el reportaje de El Surtidor evidencia que, mientras el boom inmobiliario continúa transformando el paisaje de Asunción, las viviendas vacías y los altos precios hacen que cada vez más personas vean frustrado el sueño de la casa propia. La falta de planificación urbana y la especulación inmobiliaria están empujando a las familias fuera de la capital, fragmentando la ciudad y creando nuevos desafíos sociales y ambientales.
Fuente: El Surtidor: Reportaje Romina Cáceres · Edición Jazmín Acuña · Ilustración Willyam Matsumoto, Naoko Okamoto y Jazmín Troche
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