En su segundo discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente Santiago Peña reafirmó su postura sobre varios temas clave de política exterior, destacando su respaldo a Rubén Ramírez Lezcano como candidato a la Organización de los Estados Americanos (OEA) y condenando el fraude electoral en Venezuela.
Peña criticó el estado actual del multilateralismo global, pidiendo una urgente reforma de las instituciones internacionales, en particular del Consejo de Seguridad, solicitando eliminar el derecho a veto. Su discurso se centró en la necesidad de adaptar estas organizaciones a los desafíos actuales, como la ciberseguridad, la inequidad económica y el cambio climático.
El presidente también expresó su apoyo firme a Ucrania, aunque sin condenar directamente a Rusia, y destacó la necesidad de respetar la soberanía de Israel. Peña defendió el derecho de Israel a la autodefensa en su conflicto con Hamás, subrayando que no se puede equiparar a un Estado democrático con un grupo terrorista.
En otro momento de su intervención, Peña abogó por la incorporación de Taiwán al sistema de las Naciones Unidas, en contraposición a la política de “una sola China” defendida por Beijing. Sostuvo que Taiwán, como una democracia vibrante, merece un lugar en el escenario global.
El presidente no escatimó palabras para referirse a la crisis en Venezuela, condenando el reciente fraude electoral y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos cometidas por el régimen. Peña describió el deterioro democrático del país sudamericano como una clara evidencia de la falta de respeto a las libertades fundamentales.
En cuanto a la política regional, Peña destacó la importancia de la integración física y económica, proponiendo a Paraguay como un centro logístico estratégico para Sudamérica. En este contexto, defendió la postulación del canciller Rubén Ramírez Lezcano a la OEA, asegurando que su liderazgo contribuiría a un multilateralismo más eficiente e inclusivo.
El discurso también incluyó referencias a las iniciativas sociales impulsadas por su gobierno, como el programa Hambre Cero y las políticas económicas que han logrado mantener un nivel de inversión estable en el país. Para Peña, el desarrollo económico y la prosperidad son claves para combatir el crimen y fortalecer la democracia.
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Por último, Peña subrayó la importancia de la seguridad como pilar del desarrollo, en línea con los diálogos mantenidos con altos funcionarios de los Estados Unidos, promoviendo una visión de cooperación internacional para enfrentar las amenazas comunes.
Fuente: La Política Online
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