¿Te desconectas fácilmente cuando intentas realizar una tarea? ¿Sientes que sueñas despierto con frecuencia? Podrías estar experimentando el síndrome de desconexión cognitiva (CDS, por sus siglas en inglés), una condición que puede afectar la concentración y el rendimiento en diversas áreas de la vida.
El CDS fue descrito por primera vez en las décadas de 1960 y 1970, cuando psicólogos observaron que algunas personas mostraban una tendencia persistente a desconectarse mentalmente. A diferencia de un simple rasgo de personalidad, el CDS puede interferir significativamente en la vida diaria, afectando la productividad y las interacciones sociales.
A diferencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el CDS no se caracteriza por impulsividad o hiperactividad, sino por un “ritmo cognitivo lento”. Esto significa que las personas afectadas por CDS suelen tener dificultades para concentrarse en una tarea desde el principio, lo que repercute en su capacidad para asimilar información y responder a estímulos.
Aunque no está reconocido oficialmente como un trastorno en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el CDS ha ganado atención debido a investigaciones que sugieren que podría ser tan común como el TDAH, afectando al 5% al 7% de los niños.
El diagnóstico de CDS es complicado porque no existen criterios formales. Sin embargo, algunos psicólogos emplean cuestionarios y observaciones del comportamiento para identificar síntomas como ensoñaciones frecuentes, niebla mental y velocidad de procesamiento lenta. Los niños que parecen “estar en otra parte” o que responden de manera más pausada suelen mostrar signos de este síndrome.
El tratamiento para el CDS aún está en evolución. La terapia cognitivo-conductual (TCC) se utiliza comúnmente para ayudar a mejorar la concentración. Además, algunos investigadores están explorando el uso de fármacos estimulantes similares a los empleados para el TDAH, aunque los resultados aún no son concluyentes.
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Una de las mayores barreras que enfrentan las personas con CDS es la falta de conciencia sobre la afección. El estigma que lo rodea, a menudo asociado con la pereza o la falta de esfuerzo, puede impedir que los afectados busquen ayuda.
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A medida que el conocimiento sobre el CDS se expande, es crucial que las personas comprendan que no se trata de simples “caprichos”. Al reconocer el síndrome y ofrecer apoyo, es posible mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen.
Fuente: BBC
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