Ah, la primavera y sus flores amarillas. Un dúo que parece tan natural como el sol y el cielo azul. Pero, ¿sabías que esta asociación va mucho más allá de la famosa canción de “Floricienta”? Sí, esa telenovela argentina que hizo que medio mundo soñara con recibir un ramo de flores amarillas. Pero resulta que esta tradición tiene raíces mucho más profundas y ramas que se extienden por el arte, el cine y la música de una manera que te sorprenderá.
Empecemos por el cine, donde las flores amarillas han hecho más apariciones estelares que muchos actores de reparto. En “El Gran Pez”, por ejemplo, un simple ramo se convierte en el símbolo del amor más grande que la vida misma. Y no nos olvidemos de “Gilmore Girls”, donde las margaritas (que a menudo son amarillas, ¡vaya casualidad!) son prácticamente un personaje más, representando la amistad y la alegría.
Pero espera, que la cosa no se queda en la pantalla. En el mundo de la música, Coldplay nos hizo ver todo amarillo con su hit Yellow, convirtiendo este color en sinónimo de felicidad y amor. Y si hablamos de arte, ¿cómo no mencionar a Vincent van Gogh? Este genio postimpresionista estaba tan obsesionado con el amarillo que prácticamente lo convirtió en su firma personal. Sus girasoles no son solo flores; son explosiones de luz y emoción en un lienzo.
Van Gogh, durante su estancia en Arles, Francia, entre 1888 y 1889, tuvo un romance apasionado con el color amarillo. Para él, no era solo un color; era una forma de vida, un grito de esperanza en medio de sus tormentos personales. Sus cuadros de girasoles son como selfies emocionales: intensos, vibrantes y llenos de vida.
Pero volvamos a la pregunta del millón: ¿por qué regalamos flores amarillas en primavera? Bueno, resulta que el amarillo es como el emoji sonriente de la naturaleza. Es el color del sol, de la energía y de esa alegría contagiosa que todos sentimos cuando por fin podemos guardar los abrigos. Las flores amarillas son como las madrugadoras de la primavera, las primeras en decir “¡Hola, mundo!” después del largo invierno.
En el lenguaje secreto de las flores (sí, existe, y es más complejo que el manual de instrucciones de tu último gadget), el amarillo habla de amistad, alegría y ese tipo de amor que te hace sentir mariposas en el estómago. Es como si la naturaleza nos diera un codazo amistoso diciendo: “Ey, es primavera, ¡anímate!”.
Así que la próxima vez que veas un ramo de flores amarillas, recuerda que estás ante un símbolo con más historia que muchos libros de texto. Desde los campos de girasoles de Van Gogh hasta los escenarios de Coldplay, pasando por las pantallas de cine y televisión, estas flores han sido mensajeras de amor, esperanza y renovación.
Y sí, “Floricienta” hizo su parte para popularizar esta tradición, pero es solo un capítulo más en una historia que viene de mucho antes. Es como si las flores amarillas fueran las influencers originales de la primavera, mucho antes de que existieran las redes sociales.
Así que ya sabes, cuando llegue la primavera y veas flores amarillas por todos lados, no es solo una moda pasajera o un truco de marketing. Es una tradición que ha florecido en la cultura popular, el arte y nuestros corazones durante generaciones. Y quién sabe, tal vez sea el momento perfecto para sorprender a alguien especial con un ramo de estas embajadoras solares. Después de todo, ¿quién puede resistirse a un poco de sol en forma de pétalos?
Fuente: ABC Color