En la compañía San Francisco, ubicada en Santa Rosa, Misiones, un grupo de mujeres transformó su huerta comunitaria en algo más que una fuente de alimentos. Lo que comenzó como una iniciativa para abastecer a sus familias durante la pandemia, hoy se convirtió en un espacio de sanación emocional, donde el estrés, la ansiedad y la depresión son combatidos a través del trabajo con la tierra.
Elva Acuña, presidenta del Comité de Productoras Sagrado Corazón de Jesús, recuerda cómo todo empezó en medio del confinamiento. “Durante la pandemia, creamos esta organización para producir alimentos y nos comunicábamos por celular, intercambiando fotos y videos sobre cómo plantar y cuidar nuestras huertas”, comentó Acuña.
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Con el tiempo, la huerta dejó de ser solo una actividad productiva y pasó a ser un refugio para muchas mujeres que buscaban alivio del estrés diario. Acuña relata cómo recibió a jóvenes que acudieron a la huerta buscando una forma de aliviar su depresión. “Les enseño a trabajar en la huerta, les explico sobre el cultivo y los beneficios de las plantas medicinales, y en poco tiempo, ellas sienten que se liberan de las cargas mentales”, expresó.
La terapia a través del contacto con la naturaleza demostró ser efectiva para muchas de las personas que se acercan. Luciana Galeano, otra integrante del grupo, destacó que el apoyo técnico de la Dirección de Extensión Agraria (DEAG) fue fundamental para mejorar la calidad de su producción. “Gracias a los consejos de nuestra técnica, aprendimos a usar herbicidas naturales, lo que garantiza que nuestros productos sean saludables y seguros”, indicó Galeano.
Además de brindarles paz mental, la huerta también generó ingresos para las familias. Cada sábado, las productoras organizan una feria en la plaza de la compañía, donde venden sus productos frescos y orgánicos. Este espacio no solo les permite compartir sus cosechas, sino también inspirar a otros a sumarse a este estilo de vida.
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Elva Acuña concluyó compartiendo una experiencia reciente: “Una chica vino muy deprimida, la llevé a la huerta, le hablé sobre la importancia de tener una ocupación que la motive. Le regalé algunas plantas ornamentales para que inicie su propio espacio, y salió de aquí más animada”.
Fuente: Última Hora.
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