Un 20% de los niños respiran por la boca en lugar de por la nariz, una práctica que puede parecer inofensiva pero que, según los especialistas, puede tener efectos negativos en su rendimiento escolar y cognitivo. Este problema, comúnmente asociado con afecciones respiratorias transitorias, también puede derivar de congestiones nasales, problemas dentales o un tono muscular bajo.
La respiración adecuada debe comenzar en la nariz, pero muchos niños respiran por la boca, especialmente mientras duermen. Esto puede reducir la calidad del sueño, afectando su rendimiento en el aula, en actividades deportivas e incluso en el desarrollo cognitivo. Según César Vacas, fisioterapeuta respiratorio infantil del Hospital Universitario Reina Sofía, la respiración bucal compromete la oxigenación cerebral, lo que impacta directamente en las funciones cognitivas y en la salud general del niño.
Un estudio en Corea del Sur comparó la respiración nasal y bucal, revelando que respirar por la nariz garantiza un flujo constante de oxígeno al cerebro, vital para un buen desempeño académico. En cambio, la respiración bucal puede interrumpir este flujo, afectando la memoria, la concentración y otras habilidades cognitivas cruciales para el aprendizaje.
Uno de los principales desencadenantes de la respiración bucal es la acumulación de secreciones nasales, lo que suele ser más frecuente durante los meses de invierno. Estas obstrucciones pueden causar malestar general, dolor de cabeza e incluso pérdida de audición, reduciendo la capacidad de los niños para rendir al máximo.
En estos casos, la fisioterapia respiratoria es una herramienta clave. Los fisioterapeutas ayudan a los niños a movilizar las secreciones y a mejorar la respiración mediante técnicas de fortalecimiento de la musculatura respiratoria, expansión pulmonar y control postural. Además, se recomienda a los padres fomentar la respiración nasal y desarrollar hábitos saludables que prevengan estos problemas.
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Para prevenir y corregir la respiración bucal, es esencial inculcar el hábito de la respiración nasal, mantener la nariz despejada y realizar actividades físicas al aire libre que fortalezcan la musculatura. Según la Copa COVAP y el Hospital Reina Sofía, algunas recomendaciones incluyen practicar la respiración abdominal, fomentar rutinas de higiene nasal y asegurar una correcta hidratación.
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Además, es crucial minimizar el uso de pantallas, que fomenta el sedentarismo y afecta la postura, lo que a su vez repercute en la función respiratoria. Respetar las horas de sueño y seguir el calendario de vacunación también son medidas preventivas que contribuyen al bienestar respiratorio de los niños.
Con una correcta intervención, los padres pueden ayudar a sus hijos a mejorar su respiración, evitando así posibles efectos negativos en su rendimiento escolar y en su desarrollo general.
Fuente: Hola.es