El caudal del río Paraná, en la zona de la represa hidroeléctrica Yacyretá, alcanzó uno de sus niveles más bajos en la historia, reduciéndose a 7.300 metros cúbicos por segundo (m3/s). Esta cifra representa solo un 18% más que el caudal registrado en junio de 2021, cuando el flujo alcanzó un mínimo de 6.203 m3/s. Ante esta situación, la producción energética de la central paraguayo-argentina se vio gravemente afectada.
Para mañana, miércoles 18 de setiembre, los informes señalan que podría haber un leve aumento del caudal afluente, alcanzando los 8.100 m3/s. Sin embargo, esta cantidad aún está muy por debajo de los niveles óptimos para el funcionamiento pleno de la central hidroeléctrica.
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La reducción de los caudales obligó a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) a cerrar las compuertas del vertedero principal de la represa. Solo se están liberando 1.000 m3/s a través del vertedero del brazo Aña Cuá, lo que también incumple con los acuerdos establecidos con el Banco Mundial, que exige un mínimo de 1.500 m3/s para evitar el secado de este brazo.
En un intento por optimizar el uso de los recursos hídricos y aumentar la generación de electricidad, se había proyectado la construcción de una central adicional en Aña Cuá con una capacidad de 270 MW. Sin embargo, las obras llevan más de ocho meses paralizadas, lo que agrava aún más la situación.
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La bajante también provocó una reducción significativa en la capacidad operativa de Yacyretá, cuya producción estuvo restringida durante varios meses. La central, que cuenta con 20 unidades generadoras de 155 MW cada una, se encuentra afectada no solo por la falta de agua, sino también por la necesidad de llevar a cabo procesos de reparación y mantenimiento de varias de sus unidades.