La acumulación de residuos sólidos en arroyos de la capital y el área metropolitana se convirtió en una grave problemática ambiental. Según expertos, estos desechos liberan químicos peligrosos para la salud y contribuyen al deterioro de los cauces hídricos, afectando la biodiversidad y generando impactos negativos para el suministro de agua potable.
Eduardo Dose, ingeniero agroambiental y especialista en hidrología, señaló que la disposición inadecuada de basura en los arroyos produce la pérdida de oxígeno en el agua y la liberación de sustancias tóxicas que impactan tanto a la flora como a la fauna acuática. “Esta situación pone en riesgo no solo a las especies que habitan en esos cursos de agua, sino también a las personas que consumen agua contaminada, ya que los químicos liberados son altamente perjudiciales”, explicó.
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Los residuos depositados en estos arroyos terminan eventualmente en el río Paraguay, exacerbando la contaminación de esta importante fuente de agua. “La basura se acumula en los sedimentos del fondo de los arroyos, y esos sedimentos, con el tiempo, liberan gradualmente toxinas en el agua. Todo este material acaba siendo transportado hacia cuerpos de agua más grandes como el río Paraguay o el lago Ypacaraí, generando una crisis ambiental de largo plazo”, advirtió el ingeniero.
Uno de los ejemplos más notables de este impacto a largo plazo es la contaminación del lago Ypacaraí, que sufrió una degradación constante debido al vertido de residuos tóxicos provenientes de los arroyos de los municipios circundantes. “Los efectos de esta contaminación no solo son visibles en la superficie, sino que también afectan a las aguas subterráneas, ya que las corrientes superficiales contaminadas se filtran hacia los acuíferos”, detalló Dose.
Además de los efectos ambientales, la contaminación de los arroyos genera altos costos para los municipios y el Estado, que deben invertir grandes sumas en la limpieza y restauración de los cauces afectados. Según Dose, la falta de conciencia ambiental y la ausencia de sanciones más severas agravan esta situación. “En muchas áreas, los ciudadanos arrojan su basura en los raudales, lo que termina obstruyendo los sistemas de drenaje y causando daños significativos. Las multas y sanciones deben ser ejemplares para disuadir estas prácticas”, subrayó.
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El ingeniero sugirió que los municipios deberían hacer obligatorio el servicio de recolección de residuos, y las multas por no cumplir con esta normativa deberían ser elevadas para garantizar el cumplimiento. “Solo con una educación ambiental adecuada y medidas coercitivas más estrictas podremos mitigar los daños que esta contaminación está causando a nuestros recursos hídricos”, concluyó.
Fuente: Última Hora.
