La rinitis y el asma son dos de las afecciones respiratorias más comunes que afectan a millones de personas en todo el mundo. Ambas enfermedades, aunque tienen manifestaciones distintas, están relacionadas con la inflamación de las vías respiratorias y pueden ser exacerbadas por la polución ambiental, tanto en espacios exteriores como interiores.
La rinitis es una inflamación de la mucosa nasal que puede ser causada por alérgenos, como el polen, los ácaros del polvo o la caspa de animales, y también por otros factores como infecciones o cambios climáticos. La forma alérgica de la rinitis se presenta con síntomas típicos como congestión nasal, estornudos, picazón en la nariz, ojos y garganta, además de secreción nasal y ojos llorosos.
Leé más: Mades advierte sobre mala calidad del aire por incendios
El asma, por su parte, es una condición crónica de las vías respiratorias que causa episodios de obstrucción de los bronquios, lo que genera dificultad para respirar, sibilancias, opresión en el pecho y tos. Estos episodios pueden desencadenarse por alérgenos, infecciones respiratorias, ejercicio físico, cambios emocionales y, muy especialmente, por la contaminación del aire.
La polución ambiental se clasifica en dos grandes tipos: la contaminación exterior, que incluye partículas finas como PM10 y PM2.5, óxidos de nitrógeno (NOx), ozono (O3) y dióxido de azufre (SO2); y la contaminación interior, que puede derivar del humo del tabaco, productos de limpieza, moho y ácaros. Ambos tipos de polución tienen un impacto significativo en la salud respiratoria, ya que las partículas y gases irritantes provocan inflamaciones y reacciones alérgicas.
Para las personas que padecen rinitis, la exposición a contaminantes puede empeorar la inflamación de la mucosa nasal, incrementando la congestión y secreción. En el caso de quienes sufren asma, la contaminación del aire aumenta la frecuencia y severidad de los ataques asmáticos, lo que afecta su calidad de vida.
Entre las medidas preventivas que se sugieren están la reducción de la exposición a los contaminantes, mediante el monitoreo de la calidad del aire y la limitación de actividades al aire libre en días de alta contaminación. Mejorar la calidad del aire en interiores, utilizando purificadores y ventilando adecuadamente los espacios, es fundamental para mantener bajo control los síntomas.
Unite a nuestro canal de WhatsApp
En cuanto a los tratamientos, los médicos recomiendan antihistamínicos y corticoides nasales para la rinitis, mientras que para el asma se prescriben broncodilatadores y corticoides inhalados. Los especialistas sugieren también adoptar un estilo de vida saludable, con ejercicio regular y una dieta rica en antioxidantes.
Fuente: ABC.
Esta web usa cookies.