La recuperación de los cuerpos de seis rehenes israelíes en la Franja de Gaza desencadenó una ola de protestas en Israel, exigiendo un cese al fuego inmediato y cuestionando la estrategia del primer ministro Benjamin Netanyahu en el conflicto con Hamas. Este desarrollo intensificó el debate nacional sobre la gestión de la crisis y la prioridad de rescatar a los rehenes restantes.
El ejército israelí informó que los cuerpos fueron hallados en un túnel en Rafah, al sur de Gaza, aproximadamente un kilómetro de donde se rescató con vida a otro rehén la semana pasada. Entre los fallecidos se encuentra Hersh Goldberg-Polin, un joven israelí-estadounidense de 23 años, cuyo caso había ganado atención internacional tras las campañas de sus padres por su liberación.
La noticia provocó una reacción inmediata entre los familiares de los rehenes y gran parte de la población israelí, quienes culpan a Netanyahu por no haber logrado un acuerdo con Hamas para poner fin a diez meses de conflicto armado. Las convocatorias a protestas masivas reflejan la creciente frustración y demanda popular por una solución diplomática que garantice la seguridad de los rehenes restantes.
Netanyahu, por su parte, reafirmó su postura de continuar la ofensiva militar contra Hamas, argumentando que la presión es necesaria para lograr la liberación de los rehenes. Sin embargo, esta posición está siendo cada vez más cuestionada por una sociedad israelí que exige resultados tangibles en la protección de sus ciudadanos.
La situación se complica aún más con las declaraciones de Hamas, que ofreció liberar a los rehenes a cambio del fin de la guerra, la retirada de las fuerzas israelíes y la liberación de prisioneros palestinos. Esta propuesta avivó el debate sobre la viabilidad de una solución negociada frente a la estrategia militar actual.
El impacto internacional de estos eventos se refleja en las declaraciones del presidente estadounidense Joe Biden, quien expresó estar “devastado e indignado” por las muertes. La posición de Estados Unidos, como aliado clave de Israel, podría influir en las futuras decisiones sobre el manejo del conflicto.
Las protestas convocadas exigen una “paralización completa del país” como medida de presión para lograr un acuerdo de cese al fuego y la liberación de los rehenes restantes. Esta movilización ciudadana representa un desafío significativo para el gobierno de Netanyahu y podría marcar un punto de inflexión en la opinión pública israelí sobre la gestión del conflicto.
La tragedia de los rehenes se desarrolla en un contexto de escalada de violencia, como lo demuestra el reciente ataque en Cisjordania donde tres policías israelíes fueron asesinados. Estos incidentes subrayan la complejidad y volatilidad de la situación, tanto en Gaza como en los territorios ocupados.
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El debate en Israel sobre el camino a seguir se intensifica, con voces que abogan por una solución diplomática frente a aquellas que apoyan la continuación de las operaciones militares. La presión sobre Netanyahu para reconsiderar su estrategia y priorizar la liberación de los rehenes mediante negociaciones aumenta, mientras la sociedad israelí busca un equilibrio entre seguridad nacional y la protección de sus ciudadanos en cautiverio.
Fuente: Clarín
