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Tecnoestrés: La adicción digital del siglo XXI en Paraguay

El tecnoestrés, resultado de la hiperconexión digital, afecta a paraguayos de todas las edades. Expertos analizan el fenómeno y proponen soluciones.

Megamenú. La dependencia de lo digital no deja nuestra vida ni siquiera cuando nos dedicamos a actividades tan básicas como comer, caminar e incluso entrar al baño. Foto: Renato Delgado

El fenómeno del tecnoestrés, definido como el impacto negativo del uso excesivo de tecnologías en el comportamiento, pensamiento y procesos mentales y físicos, se ha convertido en una preocupación creciente en Paraguay. Este problema, que afecta a personas de todas las edades, se ha intensificado en los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 97% de los paraguayos accede a internet a través de un celular, mientras que el 84,7% utiliza estos dispositivos principalmente para acceder a redes sociales. Estas cifras revelan la magnitud de la exposición digital en el país, donde la hiperconexión se ha vuelto la norma más que la excepción.

Maricarmen Sequera, directora ejecutiva de Tedic, una organización no gubernamental que trabaja en la defensa y promoción de los derechos humanos en internet, señala que los niños son uno de los grupos más vulnerables al tecnoestrés. Los chicos no tienen tanto control. Una persona adulta puede definir diciendo: ‘Uy, estoy mucho tiempo en esta aplicación o dispositivo’. Entonces, los grupos vulnerables más preocupantes son ellos, explica Sequera.

El diseño de las aplicaciones juega un papel crucial en la generación del tecnoestrés. Los estímulos visuales, como colores vibrantes y notificaciones constantes, están diseñados para mantener a los usuarios enganchados, similar a las técnicas utilizadas en los casinos. Además, el principio de la incertidumbre, similar al de las máquinas tragamonedas, mantiene a los usuarios en constante búsqueda de una recompensa digital.

Otro factor que contribuye al tecnoestrés es la generación de memorias basura debido al uso excesivo de las redes sociales. Por ejemplo, después de pasar horas en TikTok, es probable que una persona recuerde muy pocos videos, lo que puede resultar en cansancio mental y falta de concentración para otras actividades que requieren más paciencia y atención.

Sequera también destaca que los usuarios, a menudo sin saberlo, trabajan gratuitamente para las aplicaciones al compartir datos personales y generar contenido. Este aspecto del uso de la tecnología plantea preocupaciones adicionales sobre la privacidad y el uso ético de los datos personales.

Frente a esta problemática, Sequera enfatiza que la responsabilidad no puede recaer únicamente en los individuos. Se necesitan respuestas integrales desde la salud pública y políticas estatales que fomenten la desconexión digital y promuevan actividades alternativas. En este sentido, iniciativas como Mente en línea, lanzada por Tedic en colaboración con el Ministerio de Salud Pública y otras instituciones, buscan educar y concientizar sobre el tecnoestrés.

A nivel internacional, ya se están tomando medidas para abordar este problema. Por ejemplo, el Consejo de la Unión Europea ha aplicado sanciones contra empresas por el diseño de aplicaciones que fomentan el enganche digital. Estas acciones subrayan la importancia de regular a los intermediarios tecnológicos y cuestionar su modelo de negocio basado en la hiperconectividad.

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En Paraguay, el desafío radica en desarrollar políticas públicas que ofrezcan alternativas accesibles y atractivas al uso constante de dispositivos digitales. Sequera sugiere que estas políticas deberían promover actividades al aire libre, encuentros comunitarios y momentos de ocio sin conexión digital. Es una conversación que tenemos que hacer todos en todas las comunidades, realizar ese esfuerzo de hacer cosas al aire libre, concluye.

Fuente: Última Hora