El transporte público de Asunción y su área metropolitana está pasando por una gran crisis debido al deplorable estado de numerosos buses, que frecuentemente dejan a los pasajeros varados en medio de sus trayectos. Esta situación, que se volvió recurrente, está generando frustración y molestia entre los usuarios que dependen de este servicio para sus jornadas laborales.
Según datos proporcionados por el Viceministerio de Transporte (VMT), actualmente circulan 1.665 buses en la zona, lo que representa apenas el 75% de las 1.885 unidades necesarias para satisfacer la demanda del servicio. Esta deficiencia se ve agravada por el hecho de que 220 colectivos se encuentran fuera de circulación, presumiblemente debido a problemas mecánicos.
Las denuncias de los usuarios son alarmantes y variadas. Daniel Mendieta, pasajero de la Línea 26, relató cómo tuvo que descender del vehículo en medio de la calle debido a problemas en el motor. “Es una vergüenza que tengas que pagar por un servicio diferencial para viajar en un colectivo chatarra”, expresó, reflejando el sentir de muchos usuarios.
La Línea 133 no escapa a esta problemática. Antonia Sabaté, una pasajera afectada, narró cómo el conductor les informó que debían abandonar el bus debido a fallas mecánicas en la zona de San Lorenzo. Este incidente subraya no solo la inconveniencia sino también los riesgos potenciales para la seguridad de los pasajeros.
Por otro lado, los problemas no se limitan solo a fallas mecánicas, Belén Rojas, usuaria de la Línea 44, describió una serie de deficiencias que van desde aires acondicionados inoperantes hasta asientos rotos y goteras. Además, señaló los prolongados tiempos de espera, que pueden extenderse hasta una hora, especialmente durante los fines de semana y en horarios nocturnos.
La situación es más agravante aún durante los fines de semana y en horarios nocturnos, cuando la frecuencia del servicio disminuye drásticamente. Romina Leguizamón compartió su experiencia de llegar tarde al trabajo debido a una avería de la Línea 38 en la zona del Mercado 4, ilustrando cómo estas fallas afectan directamente la vida laboral de los ciudadanos.
Las “reguladas”, término utilizado para describir los largos intervalos entre buses, continúan siendo un problema crónico. A pesar de las promesas del gobierno y los empresarios del transporte público, los usuarios siguen enfrentando esperas de hasta 40 minutos o una hora, especialmente en horarios no pico y fines de semana.
Esta crisis en el transporte público no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos sino que también tiene implicaciones económicas y ambientales más amplias. La falta de un servicio confiable puede llevar a un aumento en el uso de vehículos privados, exacerbando los problemas de tráfico y contaminación en la ciudad.
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El Viceministerio de Transporte enfrenta ahora el desafío de implementar soluciones efectivas y duraderas. Es imperativo un plan integral que aborde no solo la renovación de la flota de buses sino también el mantenimiento preventivo, la mejora en la frecuencia del servicio y la implementación de sistemas de monitoreo en tiempo real para mejorar la experiencia del usuario.
Fuente: Ultima Hora
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