El fallecimiento del diputado Eulalio “Lalo” Gomes ha desencadenado una inesperada pugna por el liderazgo del movimiento Honor Colorado en el departamento de Amambay. Esta situación ha puesto de manifiesto las divisiones internas y los desafíos que enfrenta el cartismo en la región fronteriza.
En el centro de esta contienda política se encuentran dos figuras prominentes: el gobernador Juan Silvino Acosta, conocido como “Juancho”, y Santiago Benítez Cáceres, quien está próximo a asumir la banca dejada vacante por Gomes. Acosta, a pesar de su reciente adhesión al cartismo, enfrenta resistencia debido a su pasado vínculo con el expresidente Mario Abdo Benítez y a la percepción de una gestión con escasos resultados tangibles.
Por su parte, Benítez Cáceres emerge como una figura que podría redefinir el equilibrio de poder en la región. Su inminente ascenso a la Cámara de Diputados ha generado expectativas entre los cartistas de la “primera hora”, quienes ven en él la posibilidad de establecer un diálogo más fluido con el gobierno del presidente Santiago Peña y, consecuentemente, obtener una mayor participación en la administración estatal.
La situación en Amambay refleja una compleja red de lealtades y aspiraciones políticas. Los cartistas de la región expresan su frustración por la falta de representación efectiva en Asunción y el deterioro de los vínculos con el gobierno central. Este sentimiento se ha visto exacerbado por episodios como la controvertida intervención de José Alberto Alderete, asesor político de Peña, cuyas promesas de apoyo financiero durante las últimas elecciones quedaron sin cumplir.
El liderazgo de Gomes, ahora ausente, es recordado con matices contradictorios. Mientras se reconoce su influencia basada en un considerable poder económico, también se señala su estilo impositivo y las controvertidas relaciones que mantenía, aspectos que generaban tanto temor como respeto entre las bases del partido.
Ivo Lezcano, presidente de la Junta Municipal de Pedro Juan Caballero, ofrece una perspectiva reveladora sobre la transición en curso. Según Lezcano, el cartismo ya ha iniciado un proceso de reestructuración en torno a la figura de Benítez Cáceres. Sin embargo, la posición del futuro diputado aún no está claramente definida, ya que ha expresado la posibilidad de ingresar al parlamento como independiente.
La crítica hacia el gobernador Acosta es evidente en las declaraciones de los líderes locales. Se le reprocha su falta de atención a las demandas de la dirigencia y la ausencia de obras significativas en el departamento. Esta percepción contrasta con su alta visibilidad en actividades oficiales, lo que genera cuestionamientos sobre la eficacia real de su gestión.
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El descontento dentro de las filas cartistas en Amambay se extiende más allá de las figuras locales. Existe un sentimiento generalizado de abandono por parte del liderazgo nacional del partido. A pesar de haber aportado un número significativo de votos en las últimas elecciones presidenciales, los dirigentes locales sienten que no han recibido el reconocimiento ni los espacios de poder correspondientes.
La situación se complica aún más con la presencia de actores como Luis Guillen, cuyas acciones en el pasado han contribuido a la división de las fuerzas cartistas en la región. Su alianza con Alderete durante las internas de 2022 para la designación de candidatos generó fracturas que aún persisten y afectan la cohesión del partido en Amambay.
Fuente: La Política Online
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