En la víspera del 487º aniversario de Asunción, un grupo significativo de ciudadanos se congregó frente a la Plaza de la Democracia para expresar su descontento con la gestión del intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez. La manifestación, que pretendía coincidir con los festejos oficiales, se vio obstaculizada por la intervención de la Policía Nacional.
Los agentes del orden público, alegando la “ley del marchódromo”, impidieron el acceso de los manifestantes a la plaza pública donde se desarrollaban actos culturales conmemorativos. Esta acción policial generó tensiones entre los protestantes y las fuerzas de seguridad, lideradas por el subcomisario José María Martínez de la Comisaría Tercera.
Asuncenos salieron a las calles y se manifestaron contra el intendente Óscar »Nenecho» Rodríguez. Indicaron que no hay nada que festejar.
EN VIVO: https://t.co/bmmwHO0a0L#TelefuturoPy #DiaADiaPy pic.twitter.com/SZHhXAMJj9
— Telefuturo (@Telefuturo) August 15, 2024
El intento de las autoridades por evitar la aglomeración de ciudadanos críticos con la administración municipal suscitó debates sobre el derecho a la libre expresión y reunión. Los manifestantes, que se habían autoconvocado a través de redes sociales, se vieron obligados a permanecer en la calzada, fuera del perímetro de la plaza.
La controversia se intensificó cuando trascendió que la policía habría exigido a los protestantes que se identificaran antes de permitirles el acceso al espacio público. Esta medida fue percibida por muchos como un intento de intimidación y un obstáculo al ejercicio de los derechos civiles.
El contraste entre la celebración oficial del aniversario de la ciudad y la protesta ciudadana puso de manifiesto las tensiones existentes en la capital paraguaya. Por un lado, las autoridades municipales buscaban proyectar una imagen de unidad y festejo; por otro, un sector de la población aprovechaba la ocasión para visibilizar su descontento con la gestión actual.
Unite a nuestro canal de WhatsApp
La actuación policial, justificada oficialmente como una medida para garantizar el desarrollo pacífico de los eventos conmemorativos, fue interpretada por los manifestantes y algunos observadores como un intento de silenciar las voces críticas en un día emblemático para la ciudad. Este episodio reavivó el debate sobre los límites entre el mantenimiento del orden público y el respeto a las libertades ciudadanas.
A pesar de las restricciones impuestas, los manifestantes lograron hacer oír sus reclamos, aunque desde una posición marginal respecto a los festejos oficiales.
Fuente: Megacadena
