El conflicto entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza ha alcanzado un sombrío hito, con más de 40.000 palestinos fallecidos desde el inicio de las hostilidades, según informó el Ministerio de Salud de Gaza. Esta cifra, revelada el jueves, marca un punto crítico en una guerra que ha devastado la región durante once meses consecutivos.
El Ministerio de Salud gazatí, controlado por Hamas, reportó además que 92.401 personas han resultado heridas desde el comienzo de la ofensiva israelí. Es importante señalar que estas cifras no distinguen entre civiles y combatientes, lo que ha sido objeto de debate y escrutinio internacional.
MEDIO ORIENTE | NUEVA RONDA DE NEGOCIACIONES PARA UN ALTO EL FUEGO EN GAZA
Hoy han comenzado en Doha, la capital de Qatar, las negociaciones destinadas a conseguir un alto en fuego permanente en Gaza que vaya acompañado de un intercambio de rehenes.
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— CANAL 26 (@canal26noticias) August 15, 2024
El impacto humanitario de esta guerra se extiende más allá de las bajas directas. Según las autoridades locales, más del 85% de la población de Gaza, aproximadamente 2,3 millones de personas, ha sido desplazada de sus hogares. Este desplazamiento masivo ha creado una crisis humanitaria sin precedentes en la región, con familias enteras forzadas a huir repetidamente a medida que las operaciones militares se expanden por el territorio.
El conflicto actual se desencadenó el 7 de octubre de 2023, cuando militantes liderados por Hamas llevaron a cabo un ataque en el sur de Israel. Este ataque resultó en la muerte de aproximadamente 1.200 personas, en su mayoría civiles, y en el secuestro de alrededor de 250 rehenes que fueron llevados a Gaza. De estos rehenes, Israel afirma que 111 aún no han sido liberados, incluyendo los cuerpos de 39 fallecidos. Entre los cautivos se encuentran 15 mujeres y dos niños menores de cinco años.
La respuesta militar de Israel ha sido una de las campañas más intensas de la historia reciente. Los bombardeos aéreos y la artillería han causado una destrucción generalizada en Gaza, afectando no solo a objetivos militares sino también a infraestructuras civiles. Según un análisis de datos satelitales realizado por expertos en mapeo de daños de guerra, se estima que el 59% de todas las estructuras en Gaza han sido dañadas o destruidas, con un impacto particularmente severo en el norte del territorio, donde el 70% de los edificios han sido afectados.
La magnitud de la destrucción ha complicado significativamente la tarea de contabilizar e identificar a las víctimas. Los funcionarios de salud y trabajadores de defensa civil en Gaza sugieren que el número real de fallecidos podría ser considerablemente mayor, ya que muchos cuerpos permanecen enterrados bajo los escombros de edificios destruidos. La situación ha llevado a prácticas de entierro improvisadas, con familias sepultando a sus muertos en patios traseros, a lo largo de carreteras e incluso debajo de las escaleras de sus casas.
Israel justifica su operación militar como un esfuerzo para eliminar a Hamas, a quien acusa de usar áreas civiles como escudos para sus operaciones militares. Las fuerzas israelíes han atacado repetidamente lugares como mezquitas, escuelas, hospitales y cementerios, argumentando que estos sitios son utilizados por combatientes de Hamas o esconden entradas a túneles. Sin embargo, estos ataques han resultado frecuentemente en víctimas civiles, intensificando el debate internacional sobre la proporcionalidad de la respuesta militar israelí.
El conflicto también ha tenido un costo significativo para Israel. Según las fuentes oficiales israelíes, 329 soldados han perdido la vida en los combates. Además, el ejército israelí afirma haber eliminado a aproximadamente 15.000 combatientes de Hamas, aunque no ha proporcionado evidencias que respalden esta cifra.
La crisis humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles alarmantes. Expertos en seguridad alimentaria advierten que todo el territorio está en alto riesgo de hambruna, con proyecciones que indican que más de 495.000 personas, equivalente a más de una quinta parte de la población, podrían experimentar niveles severos de hambre en los próximos meses. La destrucción de infraestructuras críticas, incluyendo sistemas de saneamiento, ha dejado a la población expuesta a riesgos sanitarios adicionales, con aguas residuales y acumulación de basura en campamentos de desplazados.
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El conflicto ha generado preocupaciones sobre una posible escalada regional. En la frontera norte de Israel con el Líbano, se registran intercambios de fuego casi diarios entre el ejército israelí y Hezbollah. Este frente secundario ha resultado en más de 500 muertes en el lado libanés, incluyendo aproximadamente 350 miembros de Hezbollah y 50 combatientes de otros grupos armados, además de civiles. En el lado israelí, 22 soldados y 24 civiles han perdido la vida en estos enfrentamientos fronterizos.
Fuente: Wafaa Shurafa y Julia Frankel para Clarín
