El presidente Santiago Peña (ANR-HC), se convirtió en el primer mandatario en la historia diplomática del país en solicitar públicamente la salida anticipada de un embajador de Estados Unidos. A través de su canciller, Rubén Ramírez Lezcano, Peña pidió que se “acelere” la partida del embajador Marc Ostfield, quien se encuentra en la etapa final de su misión diplomática en Paraguay.
La tensión en la relación bilateral surgió a raíz de las sanciones financieras impuestas por el gobierno de EE.UU. contra la empresa Tabacalera del Este SA (Tabesa) y contra el actual jefe del Partido Colorado, Horacio Cartes, quien fue declarado “significativamente corrupto” por las autoridades estadounidenses. El gobierno de Peña acusó a Ostfield de haber “politizado” y “mediatizado” estas sanciones.
Si bien en el pasado se produjeron roces entre Paraguay y EE.UU., tanto durante dictaduras como en periodos democráticos, esta es la primera vez que un presidente paraguayo realiza una solicitud oficial de esta naturaleza. En marzo de 2010, durante el gobierno de Fernando Lugo (Alianza Patriótica), el entonces ministro de Defensa, Luis Bareiro Spaini, envió una nota poco diplomática a la embajadora estadounidense Liliana Ayalde, generando tensiones entre ambos países.
Durante la administración de Juan Carlos Wasmosy (ANR) en 1993, también se produjo un desaire al embajador de EE.UU., Jon Glassman, quien había criticado el desmantelamiento de la lucha antidrogas en Paraguay. Wasmosy respondió enfáticamente: “El que ordena los cambios soy yo, no Glassman”, y posteriormente boicoteó la llegada de tropas estadounidenses para acciones solidarias.
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En la última dictadura del país, bajo el mando de Alfredo Stroessner, se vivieron momentos de tensión cuando en febrero de 1987 se lanzaron gases lacrimógenos sobre una fiesta en honor al embajador de EE.UU., Clyde Taylor, quien apoyaba a sectores demócratas y medios de prensa clausurados. Ante el reclamo oficial, el ministro del Interior, Sabino Augusto Montanaro, amenazó con tener listas las “bombas coloradas” para defender al régimen.
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Otro caso singular ocurrió en 1942, cuando el dictador Higinio Morínigo logró que el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt reemplace a su embajador Findley B. Howard, acusado de conspirar con los liberales y tener varios “vicios”. Morínigo se jactaba de haberlo “echado a patadas” y declarado “persona no grata” cuando el diplomático se negaba a abandonar el país al finalizar su misión. La solicitud del presidente Peña marca un nuevo capítulo en la historia de las relaciones diplomáticas entre Paraguay y Estados Unidos, generando incertidumbre sobre el futuro de los vínculos bilaterales.
Fuente: ABC Color
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