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Chipa: El pan que mantiene viva la tradición paraguaya

La chipa, emblema culinario de Paraguay, celebra su día nacional. Chiperías mantienen viva la tradición con recetas heredadas y dedicación familiar.

Foto: Gentileza LN

La chipa, emblema culinario de Paraguay, celebra su Día Nacional cada segundo viernes de agosto, según lo establecido por la Ley N° 5267/2014. Este pan tradicional, reconocido como ícono gastronómico en los países del Mercosur, representa no solo un alimento, sino una herencia cultural que se transmite de generación en generación en todo el territorio paraguayo.

La preparación de la chipa, basada en una mezcla de almidón, queso, huevos, leche, sal y grasa, ha resistido el paso del tiempo, manteniendo su esencia a pesar de las variaciones en su forma y presentación. Desde la tradicional argolla hasta elaborados diseños, la chipa se adapta a diversas celebraciones y momentos del día, siendo un acompañante infaltable en desayunos, meriendas y como bocadillo a cualquier hora.

Un recorrido por las rutas paraguayas revela la persistencia de esta tradición. Las chiperas, vestidas con sus características polleritas, medias, kepis y delantales, continúan ofreciendo sus productos en canastas sobre la cabeza o en mesas al costado de los caminos. Esta imagen, que forma parte del paisaje cultural paraguayo, convierte la compra de chipas en una parada obligatoria para viajeros y locales por igual.

La chipería Arielito, ubicada en la ruta Luque-San Bernardino, ejemplifica la evolución de este negocio tradicional. Doña Graciela, una de sus chiperas, relata cómo, tras la pandemia, lograron establecer un parador-chipería que opera de lunes a lunes, desde las 5:00 hasta las 19:00. Su historia personal refleja la transmisión familiar del oficio, con sus hijos ahora incorporados al negocio, manteniendo viva la tradición.

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Por su parte, la chipería Barrereño 2, dirigida por Alicia Torres, ilustra la escala de producción que pueden alcanzar estos negocios familiares. Con una producción que puede llegar a 1.500 chipas los fines de semana, Torres destaca cómo la tradición chipera se ha convertido en el sustento de generaciones. Nos criamos entre la chipa. Cuando mi hija de 17 años nació, yo ya era chipera. Hoy en día ella también ya abraza su canasta de chipas, comparte Alicia, evidenciando la continuidad de esta herencia culinaria.

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La chipería Barrero de Odilio Ayala, situada en el cruce de San Bernardino, ofrece otra perspectiva de esta tradición. Laura Jara, con casi dos décadas en el rubro, describe cómo la venta de chipas se ha adaptado a las necesidades modernas, incluyendo la venta a pasajeros de buses en tránsito. Esta adaptabilidad, combinada con el mantenimiento de técnicas tradicionales como el amasado a mano en algunas chiperías, demuestra la capacidad de la chipa para evolucionar sin perder su esencia cultural.

Fuente: Última Hora