Católicos conmemoran a San Cayetano, patrono del pan y trabajo

La comunidad católica conmemora hoy, 7 de agosto, el Día de San Cayetano, figura emblemática venerada como patrono del pan y del trabajo. Esta celebración anual rinde homenaje a Cayetano de Thiene, un presbítero italiano cuya vida de servicio y dedicación a los más necesitados lo elevó a la santidad.

Nacido el 1º de octubre de 1480 en Vicenza, Italia, Cayetano de Thiene provenía de una familia noble, los condes de Thiene. Su formación en Derecho en la Universidad de Padua lo llevó inicialmente a Roma, donde sirvió como secretario privado del papa Julio II. Sin embargo, tras la muerte del pontífice, Cayetano siguió su vocación religiosa, ordenándose sacerdote en 1516.

La vida de San Cayetano se caracterizó por su incansable labor en favor de los pobres y enfermos. Sus viajes por diferentes ciudades estuvieron marcados por actos de caridad y por exhortar a sus compañeros religiosos a renunciar a sus bienes materiales y vivir de las limosnas, ejemplificando una vida de total entrega y confianza en la Providencia.

La devoción de Cayetano alcanzó niveles extraordinarios hacia el final de su vida. Se cuenta que, incluso gravemente enfermo, rechazó cualquier comodidad, negándose a que se colocara un colchón sobre las duras tablas que usaba como lecho. Este acto de austeridad y sacrificio personal reflejaba su profundo compromiso con los valores que predicaba. Falleció el 7 de agosto de 1547, a los 66 años, dejando un legado de servicio y compasión.

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El proceso de reconocimiento de su santidad fue relativamente rápido para los estándares de la época. En 1629, el papa Urbano VIII lo beatificó, y en 1671, el papa Clemente X lo canonizó, elevándolo oficialmente a los altares. Desde entonces, San Cayetano se ha convertido en un símbolo de esperanza para millones de fieles, especialmente en tiempos de dificultades económicas y laborales.

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Hoy, los creyentes acuden a San Cayetano en busca de intercesión por dos necesidades fundamentales: pan y trabajo. Esta devoción refleja no solo la preocupación por el sustento diario, sino también por la dignidad que proporciona el empleo. En un mundo marcado por desigualdades económicas y desafíos laborales, la figura de San Cayetano continúa siendo un faro de esperanza y un recordatorio del poder de la fe y la solidaridad en la construcción de una sociedad más justa.

Fuente: El Nacional

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