El 1 de agosto de 2004 marcó un antes y un después en la historia moderna de Paraguay. La tragedia del supermercado Ycuá Bolaños, que cobró la vida de 327 personas y dejó seis desaparecidos, permanece como una herida abierta en la memoria colectiva del país. A dos décadas del suceso, el bombero Christian Vázquez, testigo directo de aquella fatídica jornada, comparte su testimonio, revelando detalles estremecedores y reflexionando sobre las lecciones aprendidas.
Vázquez, quien en aquel entonces contaba con apenas dos años de servicio, relata cómo la magnitud del desastre superó todas las expectativas iniciales. Lo que se pensaba sería un incendio de proporciones manejables, se convirtió en una escena dantesca al llegar a la avenida Santísima Trinidad. “Entré en shock porque había una alfombra de cadáveres”, recuerda el bombero, describiendo el impacto inicial que enfrentaron los equipos de rescate.
Las imágenes que describe Vázquez son desgarradoras. Menciona las marcas de uñas en las paredes, testimonio mudo de la desesperación de quienes intentaban escapar. Un momento particularmente impactante fue cuando, al extraer un cuerpo, sonó un teléfono celular, evidenciando la cruel inmediatez de la pérdida y la conexión con las familias que esperaban noticias en el exterior.
La reflexión de Vázquez sobre el impacto a largo plazo de la tragedia revela una realidad compleja. Si bien reconoce que hubo un cambio de mentalidad en muchos aspectos de la seguridad civil, señala que las medidas de prevención y control siguen siendo insuficientes. Esta observación plantea interrogantes sobre la efectividad de las reformas implementadas tras el desastre y la persistencia de vulnerabilidades en la infraestructura urbana paraguaya.
El bombero extiende su crítica a la situación actual de la seguridad en edificios públicos. Cuestiona la preparación de las instituciones para enfrentar emergencias, señalando deficiencias en salidas de emergencia y sistemas contra incendios. “Las instituciones públicas no están en condiciones”, afirma, subrayando la responsabilidad que recae sobre los funcionarios públicos en materia de prevención y seguridad.
Vázquez aborda también la problemática de los incendios provocados, especialmente en zonas periféricas. Su observación sobre la falta de investigaciones en estos casos plantea preocupaciones sobre desigualdades en la aplicación de la justicia y la protección ciudadana. “Los incendios están siendo provocados y no hay una investigación fiscal, no se investiga porque no se incendia un barrio chuchi, son todos en barrios periféricos”, denuncia, señalando una posible discriminación en la atención a estos casos.
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El testimonio de Vázquez, al tiempo que rememora los horrores vividos hace 20 años, sirve como un llamado a la acción en el presente. Subraya la necesidad continua de mejorar los sistemas de prevención, respuesta a emergencias y la aplicación equitativa de la justicia en casos de incendios. Su relato es un recordatorio poderoso de que la seguridad pública requiere vigilancia y mejora constantes.
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A dos décadas de la tragedia, el relato de Christian Vázquez no solo honra la memoria de las víctimas de Ycuá Bolaños, sino que también plantea preguntas cruciales sobre el progreso realizado en materia de seguridad civil en Paraguay. Su testimonio sirve como un puente entre el pasado y el presente, instando a la sociedad y a las autoridades a reflexionar sobre las lecciones aprendidas y los desafíos que aún persisten en la prevención de desastres similares.
Fuente: Ñandutí
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