Política

El ocaso de la disidencia colorada: Varela se rinde ante el imperio cartista

La capitulación de Mario Varela ante Horacio Cartes marca un hito en la estrategia cartista para unificar el Partido Colorado bajo su liderazgo.

ANR

La política paraguaya está experimentando una reconfiguración significativa dentro del Partido Colorado, con la reciente capitulación de Mario Varela ante el liderazgo de Horacio Cartes. Este movimiento estratégico no solo marca un punto de inflexión en la carrera política de Varela, sino que también subraya la creciente hegemonía del cartismo dentro de la Asociación Nacional Republicana (ANR).

La reunión de Varela con Cartes en la sede de la Junta de Gobierno simboliza más que un simple cambio de lealtades. Representa la culminación de una presión sostenida por parte del oficialismo para consolidar su control sobre todas las facciones del partido. El «bautismo» otorgado por el senador Basilio Bachi Núñez no hace más que oficializar esta transición, sellando la incorporación de Varela a la bancada A del Senado.

La decisión de Varela de ceder ante Cartes contradice sus declaraciones previas, en las que afirmaba su independencia del liderazgo cartista. Este giro evidencia la dificultad de mantener una posición autónoma dentro del partido, especialmente considerando la advertencia de figuras como Derlis Maidana y Silvio Beto Ovelar sobre la imposibilidad de apoyar a Santiago Peña sin alinearse con Cartes.

La importancia de Varela en este escenario político no puede subestimarse. Su liderazgo en Caaguazú y su rol en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) lo convierten en una pieza clave para la estrategia cartista. La continuidad de Varela en el JEM, respaldada por el cartismo, sugiere un intercambio de favores políticos que podría tener implicaciones significativas en el sistema judicial paraguayo.

La operativa del gobierno para unificar el partido bajo el liderazgo de Cartes avanza con determinación. El objetivo declarado de eliminar los movimientos internos en favor de una lealtad única al partido —y por extensión, a Cartes— refleja una ambición de poder sin precedentes en la historia reciente del coloradismo.

Los actos de unidad en diversos departamentos, como Caaguazú y Caazapá, son manifestaciones concretas de esta estrategia. La presencia de Cartes y la cúpula partidaria en estos eventos no solo busca consolidar el apoyo, sino también absorber las estructuras que aún permanecen leales a Mario Abdo Benítez.

El llamado directo del presidente Peña al diputado Juan Ramón Maciel para que se integre a Honor Colorado ilustra la presión ejercida sobre los últimos bastiones de la disidencia. La declaración de que no hay lugar fuera de este techo que no sea la ANR sugiere una visión monolítica del partido que podría tener consecuencias significativas para el pluralismo político dentro del coloradismo.

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El debilitamiento de la disidencia colorada plantea interrogantes sobre el futuro de la democracia interna del partido y, por extensión, del sistema político paraguayo. Mientras el entorno de Mario Abdo promete su regreso y una reestructuración del movimiento para futuras contiendas electorales, la realidad actual muestra un panorama de creciente homogeneización bajo el liderazgo cartista. Este proceso de unificación forzada podría tener implicaciones profundas para la dinámica política del país en los años venideros.

Fuente: La Política Online