La crisis hídrica en el Chaco continúa agravándose, obligando al gobierno a desplegar una segunda caravana de camiones con agua para las comunidades indígenas afectadas. Este miércoles, 31 vehículos partieron desde el Cuartel General del Comando del Ejército en Asunción, transportando 410.000 litros de agua potable destinados a más de 65 comunidades del Bajo Chaco.
Esta acción forma parte del Operativo Y Jeroja II, coordinado por la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) y el Ministerio de Defensa Nacional. La iniciativa comenzó el lunes con un primer envío de 425.000 litros en 32 camiones, evidenciando la magnitud de la crisis que enfrentan los pueblos nativos año tras año.
El gobierno de Santiago Peña ha presentado estos esfuerzos como una respuesta inmediata a los reclamos de las comunidades indígenas, que llegaron al punto de cerrar la ruta Concepción-Pozo Colorado para hacer oír sus voces. Sin embargo, esta medida de emergencia subraya la falta de soluciones a largo plazo para un problema recurrente y previsible.
La situación actual pone de manifiesto la precariedad en el acceso al agua potable que sufren miles de familias chaqueñas. Muchas de ellas dependen exclusivamente de tajamares y aljibes para su abastecimiento, fuentes que actualmente se encuentran secas debido a la prolongada ausencia de lluvias. Más preocupante aún es la falta de gestión de seguridad que garantice la aptitud del agua para el consumo humano.
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Frente a la desesperación, algunas comunidades han recurrido a medidas extremas, como la excavación de pozos improvisados en busca de agua, encontrando únicamente barro. Estas acciones reflejan la urgencia de la situación y la falta de alternativas viables para los habitantes de la región.
Aunque las autoridades destacan en redes sociales el “trabajo coordinado del Gobierno del Paraguay” en la asistencia a los pueblos nativos, persisten cuestionamientos sobre la ausencia de una política pública integral que aborde de manera definitiva la escasez de agua en el Chaco. La lucha por el acceso al agua potable en la región tiene una larga historia, y las soluciones ofrecidas hasta ahora han sido mayormente paliativas.
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La crisis hídrica en el Chaco requiere una respuesta que vaya más allá de las medidas de emergencia. Es necesario un enfoque integral que aborde las causas estructurales de la escasez de agua, implemente sistemas sostenibles de abastecimiento y garantice el acceso equitativo a este recurso vital para todas las comunidades de la región. Solo así se podrá romper el ciclo de crisis recurrentes y asegurar un futuro digno para los habitantes del Chaco paraguayo.
Fuente: Última Hora.
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