Política

Esgaib desata el caos en el Congreso: ¿Quién frena al ‘matón’ colorado?

El diputado colorado Yamil Esgaib amenaza con violencia física a su colega Raúl Benítez, forzando la suspensión de la sesión parlamentaria.

Esgaib vs Benítez

La Cámara de Diputados se convirtió en el escenario de un bochornoso espectáculo que pone en evidencia la creciente crisis de civilidad en la política nacional. El protagonista, una vez más, fue el polémico diputado colorado Yamil Esgaib, quien no dudó en amenazar con violencia física a su colega Raúl Benítez del Encuentro Nacional, obligando al presidente de la Cámara, Raúl Latorre, a suspender la sesión ante el evidente riesgo de que las palabras se convirtieran en golpes.

El incidente, lejos de ser un hecho aislado, es un reflejo alarmante del deterioro del debate político en Paraguay. Esgaib, conocido por su temperamento volátil y sus métodos intimidatorios, reaccionó con furia ante la propuesta de Benítez de postergar el tratamiento de un proyecto presentado por el bloque colorado. La respuesta del diputado oficialista no se limitó a un desacuerdo verbal, sino que escaló rápidamente a amenazas directas de agresión física, incluyendo la promesa de «romperle la cara» a su colega opositor.

Este episodio no solo expone la falta de tolerancia y respeto por las opiniones divergentes dentro del recinto parlamentario, sino que también plantea serias preguntas sobre la capacidad del Partido Colorado para controlar a sus elementos más volátiles.

¿Hasta cuándo se permitirá que figuras como Esgaib utilicen la intimidación como herramienta política? La incapacidad o falta de voluntad del partido oficialista para disciplinar a sus miembros más beligerantes socava la credibilidad de la institución legislativa y erosiona los cimientos de la democracia paraguaya.

La reacción de Benítez, quien calificó el incidente como una muestra más del autoritarismo de Esgaib, pone de manifiesto un problema más profundo en la cultura política del país. La normalización de comportamientos agresivos y la falta de consecuencias para quienes los exhiben crean un ambiente tóxico que desalienta la participación política constructiva y el diálogo genuino entre diferentes sectores de la sociedad.

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El presidente de la Cámara, Raúl Latorre, se vio obligado a tomar la decisión de suspender la sesión, una medida que, si bien necesaria para prevenir una escalada de violencia, representa una derrota para el proceso democrático. Cada vez que una sesión parlamentaria se interrumpe debido a amenazas y comportamientos antidemocráticos, es el pueblo paraguayo quien pierde, viendo sus intereses y necesidades postergados en favor de rencillas personales y demostraciones de fuerza vacías.

Fuente: Megacadena