Un violento enfrentamiento entre militares y presuntos narcotraficantes en Canindeyú ha destapado lo que podría ser la punta del iceberg de una red de corrupción que salpica a las más altas esferas de las fuerzas de seguridad paraguayas.
El sábado por la noche, en las cercanías de la Reserva de Mbaracayú, lo que parecía ser un rutinario patrullaje del Comando de Operaciones de Defensa Interna (CODI) se convirtió en un tiroteo digno de película.
En medio de la balacera, una camioneta logró escabullirse, mientras que otra quedó abandonada con un regalo inesperado para las autoridades: una “narcoagenda” que promete sacudir los cimientos de la lucha antidrogas en Paraguay.
El documento, encontrado en el vehículo de un sospechoso herido que posteriormente se entregó, detalla una serie de pagos que harían sonrojar hasta al más corrupto de los funcionarios.
Entre las jugosas revelaciones, se menciona un pago mensual de 10 millones a la mismísima Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).
Pero la Senad no está sola en este baile de sobornos. La Policía Nacional también aparece con las manos en la masa. Desde pagos a “Inteligencia” hasta coimas a dependencias locales, nadie parece haberse salvado.
Incluso unidades de élite como el Grupo Especial de Operaciones (GEO) y el Departamento de Bosques y Asuntos Ambientales (DEBOA) figuran en esta lista negra.
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La agenda no solo revela la podredumbre institucional, sino que también ofrece un vistazo a la logística del narcotráfico. Gastos en mercaderías, combustible y hasta préstamos internos pintan el retrato de un negocio bien aceitado.
Las sospechas apuntan a que esta “narcoagenda” pertenecería a la banda liderada por Felipe Santiago Acosta Riveros, alias “Macho”. Si es así, ¿cuántos “Machos” más estarán operando bajo la protección de quienes deberían combatirlos?
Fuente: ABC Color
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