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Reo reaviva tradición familiar fabricando guitarras en Tacumbú

Emiliano Sanabria Benítez, recluso en Tacumbú, fabrica guitarras criollas siguiendo una tradición familiar. Este oficio se convierte en su vía hacia la reinserción social y en un mensaje de esperanza para otros presos.

Reo busca transmitir conocimientos a compañeros. Foto: MJ.

En el corazón de la penitenciaría de Tacumbú, una historia de redención y esperanza toma forma a través de las manos hábiles de Emiliano Sanabria Benítez. Este recluso, que lleva tres años de una condena de cuatro, encontró en la fabricación de guitarras criollas no solo un vínculo con su pasado familiar, sino también un camino hacia su futura reinserción en la sociedad.

Sanabria, cuya familia estuvo ligada a la luthería por generaciones, describe su oficio dentro de la prisión como una experiencia liberadora. “Acá adentro se siente esa libertad que uno siente afuera. Es un poco más difícil, pero se puede sentir a través de la fabricación; una vez que termina el instrumento, sé que va a salir libre y eso me hace sentir libre”, expresa el artesano.

Emiliano Sanabria Benítez fabrica guitarras en la cárcel. Foto: MJ.

La conexión de Emiliano con la guitarra se remonta a su infancia. Desde los cinco años, recorría los talleres de su abuelo y su padre, observando el arte de dar vida a los instrumentos. A los ocho años, ya empuñaba las herramientas, y a los 15, su talento le valió una beca en España para perfeccionar la fabricación de guitarras de concierto.

Ahora, dentro de los muros de Tacumbú, Sanabria no solo continúa con su oficio, sino que también busca transmitir sus conocimientos a otros reclusos. “Uno de los proyectos que tengo dentro de la penitenciaría es enseñar a otros internos a fabricar también la guitarra, muebles, todo lo que sea carpintería”, comparte, enfatizando su deseo de ayudar a sus compañeros en su proceso de reinserción social.

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El Ministerio de Justicia, a través de la Dirección de Bienestar y Reinserción Social, reconoce el valor de iniciativas como la de Sanabria. Se proporcionan espacios y tiempo para que los reclusos desarrollen habilidades que puedan facilitar su reintegración a la sociedad una vez cumplidas sus condenas.

Para Emiliano, este proyecto trasciende lo personal. Ve en su trabajo una oportunidad de dejar un legado de esperanza para otros privados de libertad y de advertir a quienes están en riesgo de tomar el camino equivocado. Su historia es un testimonio de cómo un error no tiene por qué definir el futuro de una persona.

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Fuera de los muros de la prisión, cuatro hijos esperan el regreso de Sanabria. Conscientes del error cometido por su padre, mantienen viva la esperanza en el talento y la determinación que lo caracterizan. La fabricación de guitarras no es solo un oficio para Emiliano, sino un puente hacia la reconciliación con su pasado y una promesa de un futuro mejor.

Fuente: Ñandutí.