El gobierno del estado de Río de Janeiro (Brasil) lanzó este lunes una vasta operación policial en 10 favelas de la zona oeste de la ciudad, con el objetivo de poner fin a la “guerra” entre traficantes y milicias parapoliciales en la región.
Unos 2.000 agentes de la Policía Militar, Policía Civil y otras fuerzas del orden participan en esta incursión, que abarca favelas como Ciudad de Dios, Gardenia Azul y Río das Pedras, cercanas al lujoso barrio Barra da Tijuca.
Según el gobernador Claudio Castro, la ofensiva, que no tiene fecha para terminar, busca “acabar con la guerra desatada entre tráfico y milicia en esta parte de la zona oeste de Río”. Agregó que “es un área que el Comando Vermelho (CV) intentó recuperar de las milicias”.
“No hay lugar donde el poder público no entre. Trabajaremos para retomar el orden en esta región”, enfatizó Castro.
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En la favela Ciudad de Dios, mundialmente famosa por la película homónima de Fernando Meirelles, había una fuerte presencia policial el lunes por la mañana, incluidos agentes del batallón de élite de la policía militar (BOPE).
Las primeras horas de la operación transcurrieron sin enfrentamientos, y la población pareció seguir su vida normalmente. No obstante, este tipo de incursiones en las barriadas de Río suelen derivar en balaceras entre traficantes y las fuerzas de seguridad.
Cabe destacar que la zona oeste de Río es cuna histórica de las llamadas milicias parapoliciales, grupos armados que extorsionan a los habitantes a cambio de “protección”, controlan servicios básicos y, en los últimos años, también incursionaron en el tráfico de drogas y armas.
Especialistas critican este tipo de abordaje policial, alegando que tiene una baja eficacia contra las organizaciones criminales que operan en estas comunidades.
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La intervención de las fuerzas de seguridad en las favelas de Río de Janeiro busca restablecer el control del Estado en territorios dominados por el narcotráfico y las milicias, en un esfuerzo por poner fin a los enfrentamientos que ponen en riesgo a la población civil.
Fuente: El Nacional.
