El presidente Santiago Peña.
El presidente Santiago Peña se prepara para presentar su primer informe de gestión ante el Congreso este lunes, en un contexto en el que Paraguay enfrenta el desafío de mejorar la calidad y aumentar el gasto en infraestructura y capital humano para acelerar el crecimiento económico.
Según el economista Rodrigo Ibarrola del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), el país tiene una tendencia de crecimiento del 3,5%, pero se requieren acciones más contundentes para alcanzar un desarrollo sostenible.
Durante estos primeros meses de gobierno, Peña ha logrado avances en materia económica y social gracias a la gobernabilidad otorgada por el Partido Colorado. Sin embargo, Ibarrola sostiene que estas medidas no son suficientes si no se duplica el gasto en salud y se incrementa en un 66% la inversión en educación. Esto se debe a que la productividad laboral de los jóvenes paraguayos alcanza solo el 53% de su potencial debido a las limitaciones en el acceso a servicios de calidad en estos sectores.
Además de los desafíos en salud y educación, Paraguay es una economía vulnerable a los fenómenos climáticos, lo que hace necesario acelerar las transformaciones estructurales y la diversificación económica. Ibarrola señala que el área cultivada y el hato ganadero han permanecido estables durante la última década, lo que evidencia la necesidad de impulsar cambios significativos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha señalado la importancia de movilizar recursos y aumentar la recaudación en Paraguay. Sin embargo, las proyecciones del gobierno de Peña apuntan a un incremento del 1% en el PIB a través de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT), una cifra considerada insuficiente para lograr un crecimiento real.
Los esfuerzos de Peña por atraer inversión extranjera a través de sus viajes internacionales aún no han dado los frutos esperados. Ibarrola sostiene que la captación de capital extranjero no se logra únicamente con impuestos bajos, sino que requiere de una combinación de factores como capital humano, logística de transporte, cadena de productos intermedios, comunicaciones, mercados, estabilidad política, calidad institucional y seguridad jurídica.
A nivel macroeconómico, se mantiene la disciplina y se continúa con la agenda acordada con el FMI por el gobierno anterior. Peña se ha comprometido a reducir el déficit al 1,5% del PIB para 2026, lo que implicará ajustes en la obra pública y un aumento en la recaudación tributaria a través de la DNIT.
Entre los proyectos impulsados durante estos 11 meses de mayoría colorada, se destacan la creación de la Superintendencia de Valores y la de Jubilaciones, la ley del servicio civil (en estudio), la ley de reorganización administrativa del Estado, la creación del Ministerio de Economía y de la DNIT, entre otros.
El acuerdo con Brasil sobre el aumento de la tarifa energética de Itaipú ha sido uno de los logros más significativos del gobierno de Peña, aunque también ha generado controversias. Por otro lado, el programa Hambre Cero, que implicó la eliminación del Fonacide, enfrenta desafíos para alcanzar la cobertura universal de alimentación escolar debido a la falta de recursos.
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En el ámbito de las relaciones internacionales, Peña se ha alineado con Estados Unidos, lo que ha determinado su vínculo con Taiwán, el distanciamiento de China y Rusia, su posicionamiento a favor de Ucrania e Israel y la apertura del mercado de la carne en territorio norteamericano. Además, ha comenzado a apuntar a Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar, ha retomado relaciones con Venezuela y ha reabierto su embajada en ese país. También ha regularizado los conflictos con Argentina por el peaje en la hidrovía y las deudas de Yacyretá.
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En el plano político interno, el gobierno de Peña ha sido cuestionado por el espacio otorgado en el Estado a hijos de políticos con altos salarios y sin méritos, así como por un intento de autoaumento a sus ministros en medio de tareas de ajuste. También se ha puesto en duda su autonomía debido a la rendición de cuentas al Partido Colorado y a Horacio Cartes, líder del partido que ha sido sancionado por Estados Unidos.
La expulsión arbitraria de Kattya González del Senado por parte de un sector del cartismo ha sido una de las críticas más fuertes al gobierno, generando alertas de quiebre democrático. Además, el oficialismo no ha dado lugar a la oposición durante todo este período e incluso ha dificultado la formación de disidencias dentro del partido.
Fuente: La Política Online
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