El presidente Santiago Peña ha defendido abiertamente al sector tabacalero tras el rechazo de la Cámara de Diputados a un proyecto de ley que buscaba aumentar en un 2% el Impuesto Selectivo al Consumo de Tabaco. En lugar de reconocer la importancia de medidas destinadas a desalentar el consumo de productos dañinos para la salud, Peña ha optado por desviar la atención hacia otros productos, como el alcohol y las bebidas azucaradas, en un intento de diluir la responsabilidad del tabaco en la carga de enfermedades prevenibles.
La postura del mandatario resulta preocupante, ya que antepone los intereses de la industria tabacalera a la salud pública. Al reiterar su promesa de no plantear nuevos impuestos durante su mandato, Peña limita las herramientas disponibles para abordar los desafíos sanitarios y generar recursos para fortalecer el sistema de salud. Su enfoque parece centrarse más en destacar el aumento de las recaudaciones tributarias que en implementar políticas integrales para prevenir enfermedades y promover estilos de vida saludables.
Llama la atención que Peña recurra a argumentos similares a los esgrimidos por legisladores vinculados a intereses tabacaleros, como Jatar Fernández, ex Cruzada Nacional y actual cartista. Esta coincidencia sugiere una preocupante influencia de la industria del tabaco en las decisiones políticas, en detrimento del bienestar de la población. Es fundamental que los líderes políticos prioricen la salud pública por encima de los intereses particulares y tomen medidas basadas en evidencia científica para reducir el consumo de productos nocivos.
Aunque el presidente anuncia inversiones en el Instituto Nacional del Cáncer (Incán), como la compra de mamógrafos y la ampliación de infraestructura, estas medidas resultan insuficientes si no se abordan de manera integral los factores de riesgo, como el tabaquismo. La prevención es clave para reducir la carga de enfermedades y los costos asociados al tratamiento, y el aumento de impuestos al tabaco es una estrategia efectiva respaldada por organismos internacionales de salud.
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Es preocupante que Peña afirme que no se ha abandonado a los pacientes oncológicos mientras se defiende al sector tabacalero. Esta postura contradictoria ignora el impacto del tabaquismo en la incidencia de cáncer y otras enfermedades crónicas. La verdadera apuesta por la salud pública requiere medidas valientes y basadas en evidencia, incluso si implican enfrentar la resistencia de intereses comerciales.
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El presidente Peña tiene la responsabilidad de liderar políticas públicas que prioricen la salud y el bienestar de la población paraguaya. Eludir la importancia de medidas como el aumento de impuestos al tabaco y desviar la atención hacia otros productos no aborda de manera efectiva los desafíos de salud pública. Es fundamental que el gobierno adopte un enfoque integral, basado en evidencia científica y libre de influencias indebidas, para proteger la salud de la población y garantizar un futuro más saludable para todos.
Fuente: Última Hora.
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