Paolo Trotte revela su lucha tras feminicidio de su madre

A casi 13 años del trágico feminicidio que conmocionó a Paraguay, Paolo Trotte, hijo mayor de Sonia Vera y Adolfo Trotte, decidió romper el silencio y compartir su desgarrador testimonio. El próximo 3 de julio se cumplirá un nuevo aniversario del día en que Adolfo Trotte, entonces líder de la barra brava del Club Olimpia, acabó con la vida de su esposa Sonia Vera, en uno de los casos más impactantes de violencia machista en la historia reciente del país.

Sonia Vera, quien estaba a punto de cumplir 41 años, fue vista con vida por última vez el sábado 2 de julio de 2011, cuando abandonó un hotel en Caacupé junto a su esposo. La pareja tenía un historial prolongado de violencia doméstica, que había alcanzado niveles críticos en las semanas previas al fatal desenlace, obligando a Sonia a buscar refugio en casa de una familiar, de donde fue forzada a salir bajo amenaza de arma de fuego.


Paolo Trotte, quien fue testigo directo de la turbulenta relación de sus padres, decidió compartir su experiencia a través de un testimonio grabado para su iglesia, el Centro Familiar Cristiano (CFC) de Alto Paraná. En su relato, Paolo describió el ambiente violento en el que creció, marcado por el liderazgo de su padre en la barra brava del Olimpia durante dos décadas.

“Mi papá fue líder de la barra del Olimpia por 20 años y me tocó crecer en un ambiente violento, en donde viví experiencias que marcaron mi vida. Crecí viendo el consumo de drogas, peleas, armas, entre otras cosas”, compartió Paolo, describiendo el entorno hostil que lo rodeó desde su infancia.

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El joven recordó con dolor los meses previos al feminicidio, caracterizados por una intensa crisis familiar y conflictos frecuentes entre sus padres. Esta situación lo llevó a abandonar el hogar y buscar refugio en casa de su abuela. “Luego de muchos meses de mucho dolor, llega la peor noticia de mi vida: mi papá le había quitado la vida a mi mamá”, rememoró Paolo con evidente pesar.

Tras el trágico suceso, Paolo enfrentó un periodo de duelo prolongado y complejo, marcado por la tristeza, la depresión y la búsqueda desesperada de respuestas. Abrumado por cargas emocionales y responsabilidades para las que no se sentía preparado, el joven recurrió al consumo de drogas y alcohol como escape, lo que lo llevó al borde de la muerte en varias ocasiones buscando el suicidio.

En un momento de profunda desesperación, Paolo llegó incluso a redactar una carta de despedida para su familia, buscando consciente o inconscientemente un final a su sufrimiento. Sin embargo, la invitación de un familiar a refugiarse en la fe y unirse a una comunidad religiosa marcó un punto de inflexión en su vida.

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Aunque el proceso no fue sencillo y revivir el dolor resultó desafiante, Paolo encontró en su fe el camino hacia el perdón y la sanación de su corazón. Su testimonio no solo arroja luz sobre las consecuencias devastadoras del feminicidio en los hijos de las víctimas, sino que también ofrece un mensaje de esperanza y redención para quienes atravesaron experiencias similares.

Fuente: ABC.

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